Tengo catorce años y medio y mi madre acaba de colocarme de muchacha en una panadería, en la plaza Saint-Charles. Casa y comida, ropa, treinta francos al mes. (…)

Tengo ganas de escaparme. Pero ¿a dónde ir sin dinero? Y además, mi madre me metería en un correccional hasta los veintiún años.

Una mañana que hacía buen tiempo, abro la ventana y miro la plaza. Diviso en un banco a una criadita a la que estaban besando. Me sentí muy rara… Me eché sobre mi cama y me gustó mucho…, luego tuve miedo.

Dos o tres veces al día necesitaba estar sola…

 

fragmento de RECUERDOS RECOBRADOS de KIKI DE MONTPARNASSE, 1929.

Deja tu comentario