El asteroide dubner 9515 marcha tranquilo en su órbita alrededor del Sol. Necesita 1.279 días para completar una vuelta entera, algo así como 3 años y medio. Tiene apenas 17 kilómetros de diámetro, un tamaño insignificante para los números inabarcables que se manejan en el espacio exterior, hipnotizante e infinito, un misterio oscuro al que la humanidad viene intentando echar luz desde la primera vez que miró al cielo.

Gloria Dubner es una de las personas que lo estudia. Doctora en astrofísica, su campo de investigación son las supernovas, las estrellas que se aprontan a morir y lo hacen de manera explosiva. Su aporte es reconocido mundialmente. Por eso, un grupo de colegas decidió homenajearla bautizando al asteroide 9515 con su apellido. Ella es uno de los más de cien argentinos que tienen un asteroide con su nombre, un reconocimiento por sus aportes a la ciencia.

Viva reunió a un puñado de ellos para conocer sus historias y saber por qué se ganaron un pedacito de cielo. Para Gloria, la fascinación por el espacio sirvió de escape en los años más sombríos del país. Recién licenciada en Física, la elección de un tema para su doctorado coincidió con la llegada de la última dictadura.

“De repente, se volvió muy peligroso trabajar en algunos lugares y la astronomía me brindaba un escape, un separarme de la realidad. ” En ese momento aparecieron las supernovas, un tema del que ya no se separaría. “Las supernovas son estrellas que explotan de manera catastrófica: imaginá millones de millones de bombas atómicas estallando en un mismo punto y en fracción de segundos.

Deja tu comentario