Con algo más del 92% de las mesas escrutadas, la fórmula presidencial compuesta por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se impuso en Tierra del Fuego con el 55.29% de los votos. En tanto que la fórmula encabezada por el presidente Macri alcanzó el 20.22%.
¿Hasta dónde se puede decir que el triunfo contundente de Alberto Fernández en la provincia es una sorpresa? Si bien a nivel nacional las consultoras -grandes derrotadas por enésima vez- podían prever algunos números que hacían pensar en un triunfo del Frente de Todos, no hubo quien pronosticara los más de 10 puntos de diferencia que finalmente hubo en todo el territorio argentino.
Con un cierre que no hacía pensar en ninguna dificultad mayúscula, la carga de datos se empiojó en algún lugar del camino entre las mesas y el correo y todas las advertencias sobre las fallas del sistema se hicieron presentes. Para ponerle un moño dantesco a toda la situación apareció el discurso presidencial, en el que Mauricio Macri admitía una “muy mala elección” cuando todavía no había datos oficiales publicados.
Los números y los porcentajes no sorprendieron demasiado a nivel local. Después de casi cuatro años en los que la industria y el empleo sufrieron feroces embates, era esperable que hubiese un vuelco hacia las reminiscencias del kichnerismo.
Ese vuelco dejó varios golpeados, entre ellos los jugadores locales de Juntos por el Cambio, quienes festejaron ser “la segunda fuerza” en la provincia, obviado los más de 30 puntos de diferencia entre ambas fórmulas presidenciales.
En el estamento a senadores, el ganador fue el actual diputado Matías Rodriguez con el 41.31% de los votos, dejando relegado a un lejano segundo puesto con el 17,38% al partido del oficialismo nacional. En tanto en el estamento a diputados, la ganadora resultó la actual gobernadora Rosana Bertone con el 38,22% de los sufragios. En este escaño la diferencia también fue sustancial ya que Juntos Somos el Cambio obtuvo el 16%.
Ese arrastre puede significar un protagonista con las manos vacías, por lo menos para el pariente local del ministro del Interior, Federico Frigerio. Como se dieron las cosas este domingo, al Frente de Todos le queda espacio para crecer y tal vez el oficialismo nacional haya llegado a su techo a nivel provincial. Aunque Frigerio deberá observar también con detenimiento a la candidata de Gustavo Melella que no le perdió pisada y corre con el caballo del gobernador electo.
Quien todavía tiene la luz del túnel encendida es el actual legislador, y ahora candidato a senador, Pablo Blanco. Con un resultado parecido en las elecciones generales podría asegurarse una banca en la Cámara Alta, pero no va a tener que descuidarse porque en el sprint final, Federico Runin (candidato a senador por el espacio Vamos todos a vivir mejor) puede traerle algunos dolores de cabeza.
El final no parece tan abierto pero, en los 76 días que nos separan del 27 de octubre, -en un país tan inesperado como el nuestro- cualquier cosa podría ocurrir.
María Fernanda Rossi