Quizás repasar lo que pasó en 2018 parezca, a priori, una tarea sencilla. Pero este año que termina ha traído tanto, de todo tipo, que es muy difícil no olvidarse de alguna cosa.
Incluso me atrevería a decir que es tal la cantidad de cosas que han pasado en Argentina durante 2018, que hechos que ocurrieron hace algunos meses nos parecen del siglo pasado. El mundial de fútbol, el debate sobre el aborto seguro, legal y gratuito, el retiro del deporte profesional de Manu Ginobili, un dolar de 20 pesos, 50 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, y la organización del G20 y los Juegos Olímpicos de la Juventud en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires parecen recuerdos lejanos. Pero todo (y mucho más) ocurrió durante los últimos 365 días.
A veces pareciera que nos cuesta concentrarnos. Pasan cosas realmente importantes, destacadas, hasta graves, y la atención nos dura apenas algunas horas. O nos enfrascamos en eso pero solo hasta que pasa lo siguiente. Y en Argentina lo siguiente puede ser a los 15 minutos.
De a ratos daría la sensación que estamos “curados de espanto”. En el lapso de 6 horas anuncian aumentos en el transporte, en la energía eléctrica y en el gas y nuestra única reacción es escribir algún post en las redes sociales. El movimiento social se ha ido desdibujando con la inestimable ayuda de una oposición aletargada que no define nada y la ausencia de líderes políticos, gremiales, sindicales, y varios etcéteras que respalden a la clase trabajadora argentina.
Curados de espanto, aburridos, cansados. En el país pasan decenas de cosas en un día, pero no hay reacción. Hasta causa gracia a veces revisar los perfiles de Facebook y Twitter de los actores políticos que pretenden destacarse, con hermosos videitos llenos de colores acusando al actual gobierno de golpear al pueblo trabajador. Como si el video fuera la solución mágica o que gracias a sus posteos nos enteramos de cosas que para nosotros son obvias hace rato.
Porque hace rato vamos al supermercado, hace rato que pagamos las boletas con aumentos insólitos, hace rato que renegamos que con los sueldos virtualmente congelados tenemos que enfrentar una inflación que superó el 47%. Todos esperamos con expectativa el desarrollo del 2019 y nos preguntamos qué curiosidades traerán las diversas campañas políticas que deberemos disfrutar hasta el próximo octubre.
Nos esperanzamos, claro, en que la cuestión se desarrolle de manera madura, pero no podemos garantizar eso. Menos a la vista de lo que han sido (en todos los niveles) las últimas campañas proselitistas. Y si a eso le sumamos todos los pronósticos agoreros para el 2019, menos todavía.
Nos ha castigado tanto este 2018 que resulta incomprensible que debamos enfrentaros a un año todavía más duro, cuesta imaginarse cuál será el panorama, amén de las advertencias de la propia gobernadora Bertone, quien apuntó que los fueguinos “tenemos que redoblar los esfuerzos para cuidar cada uno de los puestos de trabajo de nuestra industria y de nuestra provincia. Este año ha sido duro, pero nos enfrentamos a un año que puede ser más difícil aún”.
El FMI mientras tanto proyecta una caída de la actividad doméstica del 1,62% para todo el año 2019, que relega al país al puesto 188° en el escalafón global del crecimiento.
Además, la Argentina integrará el reducido grupo de países con recesión o crecimiento negativo, junto con Barbados (-0,1%), Nicaragua (-1%), Puerto Rico (-1,15%), Sudán (-1,9%), Guinea Ecuatorial (-2,61%), Irán (-3,61%), Sudán del Sur (-4,61%) y Venezuela (-5%).
En fin, lo que se dice una joyita.
Es difícil hacer un repaso sobre los hitos del año que concluye cuando tenemos por delante una previsión tan nublada y amarga, pero aún así llevamos adelante una encuesta y le preguntamos a los lectores cuál es el hecho que consideran más importante de 2018. El 88% de las respuestas destacó la lucha feminista, el movimiento de mujeres y el debate en el Congreso de la Nación por el aborto legal.
En conclusión: aún con la advertencia del futuro negro, podemos decir que no todo está perdido…
María Fernanda Rossi