En el marco del proyecto de turismo científico “Ciencia al Viento: Paseo de Murales”, se inauguró en el CENPAT un nuevo mural que retrata la biodiversidad del Monte y Estepa Patagónica.
Plantas que echan raíces en tierras resquebrajadas, o bajo un sol abrumador, y donde el agua escasea. Animales escurridizos que se camuflan algunas veces y se ocultan otras, o que asoman sus cabezas o sus antenas por las noches.
Esa flora y esa fauna quedó recientemente grabada en la pared del CCT CENPAT-CONICET. “El mural representa una oportunidad de mostrar algunos de los animales y plantas más conspicuos de nuestra región que habitan una zona de contacto entre dos grandes formaciones biogeográficas que son denominadas monte y estepa patagónica. Usualmente, estas regiones son denominadas coloquialmente como ¨desiertos¨, implicando una visión de lugares vacíos o carentes de valor por la ausencia de algo importante.
Pero la realidad es que en las zonas áridas y semiáridas, la vida evolucionó en condiciones extremas debido a las contingencias climáticas y geológicas, dando lugar a una biodiversidad única con adaptaciones sorprendentes y este mural es una oportunidad para mostrar ejemplos representativos de nuestra única y especial diversidad y su valor en el ecosistema”, describe Luciano Ávila, investigador del CONICET y director del Instituto Patagónico de Ecosistemas Continentales (IPEEC,CONICET).
Jorge Vásquez, Claudio Segundo y Micaela Neira fueron los artistas encargados de pintar una nueva pared del CENPAT en Puerto Madryn, en el marco del proyecto de turismo científico “Ciencia al Viento: Paseo de Murales”, que promueve el diálogo y la integración de diferentes sectores de la sociedad y cuenta ya con cuatro murales. Dos pintados en el puerto de la ciudad: Vida Portuaria y El regreso, en homenaje a la vuelta de los soldados de las Islas Malvinas; y otros dos en el predio del CENPAT: De las Patas a las aletas, que muestra la evolución de los balénidos y el flamante “Monte y Estepa”.
Según señala Diego González Cevallos, investigador del CONICET en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH) y director del proyecto, lo que se busca es una fusión legítima entre turismo y ciencia desde la concepción misma de cada iniciativa. “Se trata de una construcción colectiva, una manera de co-crear conocimiento en donde el producto es el proceso y en donde se ponen a disposición varias metodologías y herramientas de investigación tanto cualitativas como cuantitativas. Ciencia al Viento nos permite ir más allá de las disciplinas y mantener el rigor científico, incluir a colectivos sociales involucrados y, sobre todo, ofrece un escenario para el ensayo y abordaje de problemáticas complejas”.
Para poder realizar este nuevo mural de manera precisa, los artistas debieron interactuar de forma constante con especialistas para retratar animales y plantas de manera rigurosa, pero apostando, en esos diálogos y acuerdos con otros, a no abandonar la creatividad y el ingenio.
“Este es el cuarto mural y ya tenemos mucha experiencia acumulada. Entendemos que como artistas debemos auspiciar como herramientas para vincular con la comunidad el conocimiento científico; y buscamos poner en valor la información que fuimos relevando. Para esto invertimos la dimensión de los tamaños de algunos animales. Esa fue nuestra apuesta creativa. Hicimos más grandes a los más pequeños. Mirarlos desde esta nueva escala es una forma de ponerlos en valor y resaltar así la importancia de cuidar el ambiente”, comenta Jorge Vásquez. Micaela Neira se para desde una óptica parecida a la de Vásquez. Como él, es pintora realista. También es la artista más joven del equipo. Tiene 21 años y valora cada paso que dio, en este largo camino que fue pintar el mural. Crear, aprender, compartir. A ella la maravilló todo el proceso. “Este mural nos permitió conocer y mirar a las plantas y animales de la región desde un nuevo lugar. Tenemos plantas hermosas perfectamente adaptadas para sobrevivir y eso es súper sorprendente. Hay una razón para que el alpataco tenga tantas espinas. Hay una razón para que la jarilla tenga tanta resina. Están adaptadas, igual que los animales. Prestar atención a esos detalles, maravilla y te hace valorar más lo que tenemos,
Germán Chelli es investigador del IPEEC y entomólogo, especialista en el estudio de insectos y arácnidos que habitan en Patagonia y colaboró de manera constante con los artistas. Dialogó y acercó material vivo conservado, fotos y videos para que los pintores puedan conocer a los animales de primera mano. “Es fundamental que en un centro científico de referencia, como es el CENPAT pueda, observarse una araña de dos metros o un escarabajo de ochenta centímetros. Es que nadie conserva lo que no ve o lo que no conoce. Tenemos una fauna muy rica y diversa. Animales que cumplen roles fundamentales en el ecosistema”, concluye.
Por Alejandro Cannizzaro
conicet.gov.ar
Foto de portada Darío Podestá