Página/12 – Pablo Verna declaró ayer como testigo en el juicio oral por la Contraofensiva de militantes montoneros llevados con vida a Campo de Mayo y luego desaparecidos. Es el hijo del médico y ex capitán del Ejército Julio Alejandro Verna. Verna, el hijo, contó ante los jueces lo que su padre admitió en privado, pero nunca ante la Justicia: que participó de los vuelos de la muerte inyectando tranquilizantes a las víctimas para adormecerlas. “Mi padre fue anestesista de los vuelos de la muerte”, declaró.
Verna, el padre, le contó a un familiar que inyectó a Susana Solimano, Alfredo Berliner, Julio Suárez y Diana Shatz, quienes fueron arrojados con vida al río dentro de un Peugeot 504, consignó El Diario del Juicio de la Contraofensiva.
“Simularon que esas cuatro personas iban a un día de camping, con una canasta con sanguchitos, cañas de pescar y cuando caen con ese auto al río o arroyo, el agua ingresa a los pulmones y pierden la vida de esa manera”, relató Pablo Verna. Su padre también le dijo que sabía cómo se interrogaba en la tortura y que no estaba de acuerdo con las desapariciones sino que a los que llamaba subversivos había que fusilarlos en Plaza de Mayo.
Imagen: Leandro Teysseire
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