Después de 35 años, dos madres de soldados muertos en la guerra de las Malvinas y que recibieron la identificación de los cuerpos de sus hijos que estaban enterrados las tumbas sin nombre del cementerio de Darwin le dijeron, con llantos y emoción, adiós a sus hijos.

Fue un luto de 35 años que recién terminó ahora con esta identificación. “Le agradezco al enemigo por haber cuidado con tanto respeto sus restos”, expresa María del Carmen Penón de Araujo en una entrevista con Clarín. “Ahora finalmente ya sé que mi hijo no va a volver nunca más”, dice, resignada, Julia Franco.

Se trata de 2 de 88 madres de caídos en la guerra de Malvinas de 1982 que estaban enterrados como NN y finalmente se enteraron hace tres semanas que la Cruz Roja Internacional identificó los restos de sus hijos se encuentran entre las 121 tumbas sin nombre del cementerio de Darwin.

En esta necrópolis militar hay enterrados 237 argentinos sobre un total de 649 muertos en el conflicto del Atlántico sur.

De las 121 tumbas NN, a tráves del ADN y un acuerdo con Gran Bretaña, se identificaron 88 cadáveres.

Durante años, como sus hijos, estuvieron sin reconocimientos.

Pero hace más de un mes recibieron la distinción de “Madres de la Patria” por parte del Ejército Argentino, en un homenaje a su sacrificio a 35 años del conflicto bélico más importante de la historia moderna del país. “Para mí, con esta confirmación mi hijo nació de nuevo. Es todo tan mágico, que tengo miedo de que se corra el velo y me despierte de este sueño. Aunque no, ahora sé cuál es la verdad y estoy agradecida. Principalmente, al enemigo, por haber cuidado sus restos mortales con tanto respeto”, cuenta a Clarín María del Carmen Penón de Araujo, de 81 años, madre del soldado Elbio Eduardo Araujo y quien formó parte del primer grupo de familiares que recibió la confirmación de ADN del Comité Internacional de la Cruz Roja.

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