Un estudio científico reveló que una tasa diaria de 365 partículas de microplásticos por metro cuadrado se precipita en la región de los Pirineos del sur de Francia, una zona en la cual no hay fuentes de contaminación de este tipo en un radio de 100 kilómetros.
Por increíble que parezca, los microplásticos se han convertido en un nuevo tipo de contaminación atmosférica. Estas partículas plásticas que se encuentran presentes en virtualmente cada rincón de nuestro planeta han demostrado su capacidad de transportarse en el aire, llegando a lugares insospechados. Recientemente un estudio reveló la presencia de microplásticos en un glaciar a 3000 metros de altura en los Alpes que habrían llegado hasta ese lugar arrastrados por los vientos. Ahora una nueva investigación revela que al sur de Francia, en la región de los Pirineos, literalmente llueven partículas de microplásticos.
Si bien la problemática de la contaminación por plásticos ha tomado gran relevancia entre la comunidad científica y ha sido foco de la prensa y los medios a nivel internacional, solo dos estudios han buscado la presencia de microplásticos en el aire. Ambos se llevaron a cabo en ciudades y sus resultados revelan que los microplásticos parecen ser omnipresentes en la atmósfera. “Si salís con una luz ultravioleta colocada a una longitud de onda de 400 nanómetros y la proyectas hacia los lados, verás todo tipo de partículas de plástico fluorescentes en el aire” explicó Deonie Allen, investigadora de EcoLab en la Facultad de Ciencias Agrícolas y Biológicas de Toulouse, Francia, autora principal del estudio que descubrió la lluvia plástica de los Pirineos. “En interiores es aún peor. Da un poco de miedo” agregó.
El estudio de Allen en los Pirineos reveló una tasa diaria de 365 partículas de microplásticos por metro cuadrado que se precipitan en la región. Durante su trabajo, que se prolongó durante 5 meses, el equipo de Allen recolectó deposiciones atmosféricas en una estación ubicada a más de 1400 msnm. De las muestras recolectadas, más del 50% eran fragmentos inferiores a los 25 micras de tamaño (lo mínimo que el ojo humano puede ver es 40). Los investigadores estudiaron los patrones del viento para encontrar la fuente de los microplásticos recogidos, pero no descubrieron ninguna en un radio de 100 kilómetros de la región, que está poco poblada y no alberga grandes actividades industriales, comerciales ni agrícolas, lo que indicaría que estas partículas viajan distancias enormes arrastradas por los vientos, de forma similar a lo que sucede con las partículas de polvo del desierto del Sahara, las cuales pueden viajar miles de kilómetros.
Junto con el calentamiento global, la contaminación por plásticos es uno de los grandes problemas que afrontamos en la actualidad, el cual de no ser solucionado puede acarrear consecuencias terribles para el ambiente y la vida en el planeta. La producción de plásticos se ha incrementado de forma monstruosa en las últimas décadas. En 2015 se produjeron unos 420 millones de toneladas de plástico, un gran aumento frente a los dos millones producidos en 1950. Se estima que unas 6.000 millones de toneladas de plásticos han terminado en basurales o ambientes naturales durante todos estos años, y mucho de este material ha tenido tiempo para desgastarse y convertirse en el microplástico que hoy invade el mundo. Se estima que hay entre 15 y 51 billones de partículas de microplásticos flotando en la superficie de los océanos.
Aún no sabemos cuántas flotan en el aire que respiramos a cada segundo ni los efectos que su presencia tienen para nuestra salud. Si bien futuras investigaciones podrán responder estas preguntas, lo cierto es que no podemos demorar un segundo más en revertir esta situación y si bien se están comenzando a tomar medidas en todo el mundo, lo cierto es que nuestra civilización actual está construida alrededor del consumo desmedido de plástico.
Abel Sberna
Fuente: nationalgeographic.es