Científicos del CONICET descubren la presencia de microplásticos en dos especies de moluscos de la bahía de Ushuaia. Se trata de un hallazgo preocupante debido a la peligrosidad que implica la presencia de estos contaminantes en especies comestibles del Canal Beagle. Al mismo tiempo otro estudio ha corroborado la presencia de partículas plásticas en heces humanas, lo que podría indicar que estamos incorporando plásticos a nuestro organismo a través de la alimentación.
Los microplásticos son pequeñas partículas plásticas con diversas aplicaciones, siendo de las más comunes su uso pastas dentales y cremas cosméticas. Con esa denominación también se conocen a las partículas resultantes de la desintegración de residuos plásticos a causa de la erosión. Sea cual fuere su origen, estas partículas se encuentran diseminadas prácticamente en todos lados, especialmente en las aguas marinas, donde son ingeridas por peces, moluscos y otros animales acuáticos. La presencia de este contaminante representa un grave riesgo para la vida pues altera las condiciones del medio acuático al mismo tiempo que muchas de ellas contienen elementos tóxicos que afectan a los animales que las ingieren. Pero el problema no concluye allí. El año pasado, se detectaron microplásticos en el 83 por ciento de las muestras de agua corriente en el mundo y un estudio reciente ha descubierto la presencia de microplásticos en materia fecal humana, lo que indica que estos peligrosos residuos también podrían afectar a nuestros organismos. Si bien las consecuencias para la salud humana aún no han sido estudiadas en profundidad, se ha comprobado que provocan daño a los peces y otros animales.
Uno de los atractivos principales de la ciudad de Ushuaia es su gastronomía basada en peces y mariscos, y es por ello que un reciente estudio llevado adelante por científicos del CONICET genera gran preocupación. El mencionado trabajo ha revelado la presencia de microplásticos en dos especies de moluscos de la bahía de Ushuaia, siendo las fibras los más abundantes en ambos casos, seguidas por fragmentos y films. La preocupación principal de los investigadores radica en las propiedades que tienen estos fragmentos de concentrar contaminantes orgánicos persistentes y absorber metales, por lo que su ingesta por parte de los animales podría estar introduciendo toxinas en la base de la cadena alimentaria. Y nosotros comemos pescados y mariscos.
La contaminación de los mares con residuos plásticos ha alcanzado niveles alarmantes. La cantidad de basura que flota en los océanos es tal que últimamente se han hecho famosas las “islas de plástico”, enormes acumulaciones flotantes de basura que se forman cuando las corrientes arrastran residuos aislados y los hacen converger en un punto del océano. Las playas del mundo se encuentran pobladas de basura plástica que atenta contra la vida de especies marinas y de aves, causando altos niveles de mortandad por asfixia e intoxicación. Los microplásticos, en gran parte derivados de estas acumulaciones de basura, han sido detectados incluso en los sitios más remotos de nuestro planeta, como la Antártida, donde recientemente una investigación llevada adelante por Greenpeace reveló la presencia de partículas plásticas y químicos contaminantes. Según estimaciones, para el año 2050 habrá más plástico que peces en los mares del mundo. Si tenemos en cuenta que los productos de mar representan una importante fuente de alimentos para el ser humano, podemos hacernos una idea del problema que enfrentamos.
Pero no todo son malas noticias. En un mundo hiperconectado, donde las noticias y, especialmente, las imágenes viajan instantáneamente a cualquier rincón del planeta generando una masiva difusión de las problemáticas, las islas de basura, los peces con estómagos llenos de plástico y las playas pobladas de botellas han despertado la preocupación de millones de personas de todo el mundo. En varios países la iniciativa popular ha impulsado medidas para reducir la generación de residuos plásticos y son numerosos los gobiernos que están prestando atención a estos reclamos. En nuestra ciudad un grupo de vecinos impulsa desde hace unos meses una campaña para regular, a través de la creación de una ordenanza municipal, la utilización de artículos descartables de plástico con la intención de reducir la cantidad de basura que termina en el mar. Son pequeños pasos que, de seguir su curso, pueden conducir a la solución del problema de los microplásticos, pero el camino es largo y aún hay mucho por recorrer.
Abel Sberna