La emotiva historia detrás de la Mutisia, flor provincial de la Patagonia argentina, que surge de una leyenda ancestral cargada de amor y tragedia.
En las pintorescas zonas cordilleranas de Chubut, Río Negro y Neuquén, florece la Mutisia, una flor cuyo origen se remonta a una antigua leyenda mapuche. Según la tradición oral transmitida de generación en generación, en las faldas del imponente volcán Lanín tuvo lugar un romance prohibido que perdura en el tiempo a través de estas hermosas flores.
Hace siglos, dos comunidades rivales habitaban estos fértiles territorios, manteniendo viva una enemistad ancestral. Sin embargo, el destino quiso que el hijo de un cacique y la hija del otro se enamoraran con fervor, desafiando así los límites impuestos por sus padres. Su amor, puro y sincero, fue condenado por la intolerancia y la discordia que reinaban entre sus pueblos.
Al amanecer siguiente, en el lugar donde yacían los cuerpos de los jóvenes enlazados por un amor eterno, surgieron dos hermosas flores: la Mutisia naranja, que creció junto al joven, y la Mutisia rosa, que se elevó al lado de su amada. Estas flores, símbolos de la pureza y la intensidad del amor prohibido, conmovieron profundamente a la comunidad, que reconoció en ellas la manifestación de la tragedia y la redención.

Desde ese día, la Mutisia es venerada en la región como un emblema de amor inquebrantable y perdón, recordando a todos que, incluso en medio de la adversidad, la belleza y la esperanza pueden florecer.
Con sus delicados pétalos y colores vibrantes, la Mutisia no solo adorna los paisajes de la Patagonia, sino que también nos recuerda que el amor verdadero, a pesar de los obstáculos, siempre encuentra la manera de perdurar en la memoria colectiva.