Culminó así sus tareas logísticas de reabastecimiento y despliegue de personal científico correspondientes a la segunda etapa de la Campaña Antártica de Verano.

Esta semana, luego de recibir carga de material y al nuevo personal científico a través de un vuelo de avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que arribó a la Base Antártica Conjunta Marambio, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” inició las tareas finales que le permitirán dar por concluida la segunda etapa de la Campaña Antártica de Verano (CAV).

Tras operar con aeronaves Sea King de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros para embarcar, tanto al personal como al equipamiento que llegaron por vía aérea, el “Irízar” puso rumbo a la Isla Dundee, donde se encuentra ubicada la Base Antártica Conjunta Petrel, que avanza en sus obras de remodelación y modernización.

Una vez frente a las costas de dicha base, el buque de la Armada inició sus operaciones con embarcaciones menores, que permitieron bajar la carga y el material científico con el que trabajará allí el personal que también fue desembarcado en esta oportunidad.

Luego de varias horas de traslados ininterrumpidos, aprovechando las condiciones meteorológicas favorables, se reembarcaron los botes empleados en la tarea, para poner proa inmediatamente a la Base Antártica Conjunta Decepción, que este año cumplió 75 años de su fundación.

Tras unas diez horas de navegación, el rompehielos fondeó esa noche frente a los llamados Fuelles de Neptuno, puerta de entrada a la Isla Decepción, donde se ubica la base. Con la meteorología apremiando, se desembarcaron embarcaciones menores y lanchas EDPV para iniciar la descarga.

Concluidas las operaciones, se planificó una operación aérea con helicópteros Sea King para la descarga del equipamiento y material científico del Proyecto Vigilancia Volcánica Decepción, el cual debía ser descargado en puntos previamente estudiados, los cuales se situaban en altura.

Al amanecer, con condiciones climáticas complejas para dicha operación, y con la perspectiva de que dichas condiciones empeoraran con el correr de las horas, se decidió llevar adelante los cuatro vuelos que requería el personal científico.

Alrededor de las 8 de la mañana decoló el primer vuelo con material preparado con chinguillos “cosidos” –dado que la carga permanecerá por algunos días en el sitio de descarga hasta que puedan desconsolidarla y armar las estaciones de censado– y personal científico para identificar los puntos previamente marcados por personal que ya se encuentra en la isla. Las operaciones aéreas continuaron por unas dos horas, completando los tres vuelos de descarga y el cuarto vuelo de desembarco del personal hacia la Base Decepción.

Concluido el hangarado del helicóptero, el rompehielos zarpó esa misma tarde hacia el norte de la isla para resguardarse del mal tiempo que comenzó a azotar la zona, a la espera de que las condiciones mejoren para iniciar el cruce del Pasaje de Drake hacia la ciudad de Ushuaia, para dar por concluida la segunda etapa de la CAV.

Proyecto Vigilancia Volcánica Decepción

La Base Antártica Conjunta Decepción se encuentra situada en el cráter de uno de los pocos volcanes activos en la Antártida y cuenta desde 1993 con un observatorio volcanológico donde trabajan científicos argentinos y españoles de la Base Gabriel de Castilla, situada a 2 kilómetros de la base argentina.

Hasta este año, el observatorio realizaba de diciembre a marzo el monitoreo de la actividad volcánica junto con estudios de gravimetría, magnetometría y controles termométricos de fumarolas y suelos calientes, entre otros.

Este año, se intentará llevar adelante el Proyecto Vigilancia Volcánica Decepción, cuyo grupo de campo está a cargo de la geofísica Gabriela Badi, quien explicó que “se pretende instalar una red de monitoreo volcánico que quedará funcionando en la isla, con la intención de enviar datos hacia el continente durante todo el año, para que desde el Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica podamos llevar adelante el monitoreo del volcán Isla Decepción”.

El equipo, de ocho personas, se conforma de vulcanólogos con diversas especialidades como geofísicos, geodestas, ingenieros y geólogos, a los que se suman especialistas en comunicaciones de la Oficina de Tecnologías de la Información de la Provincia de Neuquén para asegurar el envío de la señal y los datos hasta el continente.

“El objetivo del proyecto es contar en la isla con los medios necesarios para vigilar el volcán y poder, por un lado, estudiarlo, pero fundamentalmente para brindar seguridad a todos aquellos que visitan la isla o vienen a trabajar a la zona”, concluyó Badi.

Fuente: Gaceta Marinera

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