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La ruta de la seda (y de muchas cosas más)
De Renata Lerina Ferreira

La Ruta de la Seda es un camino de comercio que históricamente une el oriente al occidente. Se encuentra registros de este corredor comercial desde el siglo II a. C., aunque hay arqueólogos que creen que existió desde un período prehistórico. Su principal característica es la de conectar varias regiones de Asia, África y Europa, en un constante movimiento de mercancías de un lado a otro, creando así un comercio vivo y generando un flujo de productos y, en muchos casos, abriendo las puertas para una serie de novedades que cambiaron la vida en todas estas regiones. Podemos observar tales intercambios provocados por los viajes de Marco Polo, al que se atribuye la llegada a Europa de inventos o descubrimientos chinos como la brújula, la pólvora o los fideos.

El nombre de esta ruta comercial se debe a que el producto que más se trasladó por sus caminos fue, justamente, la seda. Se trata de una tela muy preciada por su delicadeza y belleza. Vestirse con este material, en la Europa del siglo XV, por ejemplo, era signo de poder y riqueza. Su valor estaba relacionado a la cualidad de su producción, los pigmentos aplicados al teñirla y la técnica utilizada para el bordado.

En sus comienzos, la ruta era recorrida por viajeros que utilizaban animales como medio de transporte y de carga. Camellos, caballos y hasta elefantes servían para llevar los productos y los comerciantes, pero también debían ocuparse de cargar las monedas que servían para las transacciones, los alimentos suficientes para toda la caravana, además de carpas y otras utilerías que se hacían fundamentales en viajes tan largos (los primeros viajes posiblemente podían durar de 4 a 6 años; hasta hay registros que apuntan a más de 10). Las mercancías más negociadas en estos viajes eran, además de la seda, las especies como la pimienta, la canela, el clavo y el anís estrellado, joyas y piedras preciosas, la porcelana, el oro, caballos, entre otros.

Lo que marca un antes y un después en la Ruta de la Seda fue el desarrollo de las vías marítimas. La rapidez, el aumento increíble en las cantidades cargadas y la seguridad de este medio de transporte hizo que este corredor comercial transformase los pequeños o medianos entrepuestos comerciales en grandes polos económicos en desarrollo, tanto en oriente como en occidente. Estas son algunas ciudades enriquecidas con la ruta de la seda: Ningbo, Quanzhou y Cantón en China; Ulsan en Corea del Sur; Chittagong en Bangladés; Estambul y Ayas en Turquía; Suez en Egipto; Tiro en Líbano; Latakia en Siria; Taraz en Kazajistán; Mandrás, Goa, Bombay y Lothal en India; Katmandú en Nepal; Lhasa en Tíbet; Hanoi y Hoy An en Vietnam; Astracán y Derbent en Rusia; Sudak en Ucrania; Venecia y Roma en Italia y Valencia en España.

Renata Lerina Ferreira, máster en historia por la PUC de Rio Grande do Sul, docente de la UNTDF, y maestra en el colegio ¨Los cauquenes¨ de Río Grande.

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