El 12 de julio de 1957, hace 62 años, Salta despedía a una anciana patriota.

El 12 de julio de 1957, falleció en Salta, en su rancho casi en ruinas ubicado frente a los cuarteles del regimiento 5 de caballería (unidad a la que estuvo ligada casi toda su vida), Milagros Zorrilla. Su pasión por el Ejército la hizo acreedora, con el mayor respeto, tanto por los militares como por los pobladores, de motes como La Cuartelera, La Mulata Zorrilla, La Sargenta o La Negra Milagros. Su piel era muy oscura y los cabellos con que coronaban su cabeza eran ensortijados y muy negros; sus ojos parecían mirar al infinito recordando escenas de batallas de tiempos lejanos.

De paso corto, cubría sus pies con zapatillas blancas como la nieve y usaba un vestido muy pulcro que había perdido su color original. Se desempeñó como cocinera y lavandera del Ejército. En cada fecha patria salía vestida con un largo guardapolvo almidonado de tono blanco que le llegaba hasta sus tobillos y en su pecho exhibía cintas de color de nuestra bandera nacional. Siguió a los soldados tanto en los desfiles como en las maniobras, cuidándolos como si se fueran sus nietos o sus bisnietos.

Murió con 109 años, recibiendo los honores militares propios que se les tributa a los jefes y oficiales que pasaron a la eternidad.

 

 

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