La reconocida atracción mundial del cañadón del río Pinturas permite mostrar las bellezas pictóricas que dejaron los antepasados patagónicos y disfrutar de fauna y flora única. Además, tracciona el turismo y la investigación al resto de la región.

“Y luego otros cazadores fueron dejando en la piedra las huellas de sus manos empapadas en colores de las cenizas, de la tierra, de las flores.”
Eduardo Galeano

Ubicada en el Departamento Lago Buenos Aires, de la provincia de Santa Cruz, entre las localidades de Perito Moreno y Bajo Caracoles, la Cueva de las Manos del Río Pinturas alberga un “conjunto pictórico único en el mundo”, según la Unesco. Realizado entre los años 13.000 y 9.500 a.C., se tiene registro que recién en el siglo XIX distintos viajeros, aventureros, exploradores y científicos recorrieron las inmediaciones del Río Pinturas. Pero, recién en 1941, el sacerdote Alberto M. de Agostini logró acceder a la “Cueva de las Manos” y describir las pinturas rupestres.

La cueva debe su nombre al arte rupestre con el que se estampó las huellas de manos en sus paredes. Utilizando una técnica parecida a la de impresión con plantilla, fueron representadas varias escenas de caza, negativos de manos, motivos animales y formas abstractas.

En 1964, el topógrafo y arqueólogo Carlos J. Gradin (1918-2002), inició las primeras exploraciones en el área. En 1973 comenzó sus investigaciones científicas junto a C. A. Aschero y A. M. Aguerre, auspiciadas por el CONICET. Todos los conocimientos sobre este sitio tienen su principal sustento en el trabajo que inició el equipo de Gradin. En su interior se hallaron además vestigios de materiales pétreos, fogones con restos, huesos y pieles animales, base de la sobrevivencia.

El deslumbrante cañadón en el que está ubicada la cueva, alberga actualmente a numerosas especies de fauna y flora, algunas de las cuales sólo se encuentran en esa región.

Foto: Florian Von Der Fecht

La directora de Patrimonio Cultural de la provincia, Carla Almazán, remarcó que en la zona del Río Pinturas “el número de sitios arqueológicos asciende a ochenta”. Haciendo el relevamiento “de otros sitios arqueológicos básicamente aleros, o abrigos rocosos que contienen arte rupestre, nos dimos cuenta que era importante realizar la delimitación de un gran área que contenga a todos los sitios”, agregó.

En 1993 la Cueva de las Manos fue designada Monumento Histórico Nacional y en 1999 se declaró Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de Santa Cruz y Patrimonio Mundial de la Humanidad (UNESCO). “Toda la Cuenca Media e Inferior del Río Pinturas ha sido declarada Paisaje Natural y Cultural en 2014, producto de un plan de manejo para salvaguardar sus valores patrimoniales, principalmente culturales, y donde se estableció una superficie que incluyó los bienes más importantes y representativos del patrimonio arqueológico” describió la funcionaria.

Además “dentro del paisaje cultural Cuenca Media e Inferior constituye una parte de enorme importancia en el Área de Protección Histórica Cuenca Media e Inferior del Río Pinturas, y es el antecedente de mayor desarrollo en la gestión del patrimonio de la cuenca”, recordó la directora.

Para la titular de la Dirección de Patrimonio Cultural de Santa Cruz “la declaración del Paisaje Cultural es importante porque es la primera vez que se observa y se estudia al sitio con una visión más global, de conjunto, y como un sistema de ocupación del territorio donde se encuentran otros sitios de arte rupestre conectados y en relación al sitio declarado Cueva de las Manos”.

Dentro de los sitios que contiene el área, Almazán agregó que “hay de diferentes categorías, algunos muy grandes, vistosos y de enorme belleza como el Sitio Charcamata, declarado en 2019 como Monumento Histórico Nacional, o de valor histórico como Alero Cárdenas, El Puma y otros más pequeños”.

Foto: Franco Bucci

El Alero de Charcamata está situado en el cañón Charcamac. Se trata de una caverna que está repleta de pictografías muy similares a los de la Cueva de las Manos. Son pinturas rupestres –manos, hombres, animales, instrumentos de caza– que los antiguos pobladores dejaron como prueba de su existencia. Se ubican en una formación rocosa, en la cuenca del Río Pinturas, exactamente en el Alero (saliente, galería) de Charcamata I y II. Se cree que las pinturas en ese gran abrigo rocoso, debajo del cual pasa el arroyo Charcamata, fueron realizadas hace más de 5000 años, aproximadamente, y son posteriores a las más antiguas de la Cueva de las Manos.

La localidad más cercana es Perito Moreno, que cuenta con servicios de hotelería, alojamientos y gastronomía. En ella se puede visitar también el Museo “Carlos Gradin” inaugurado en 2018, administrado por la Asociación Civil Identidad. Con la concreción del proyecto Museo Etnográfico, la ONG aspira a conformar un polo museístico de la zona Noroeste.

La administración turística de la Cueva es gestionada por la Municipalidad de Perito Moreno desde hace 40 años. “Es una explotación turística estatal, donde se cuidan las cargas humanas admisibles. Es un sitio pequeño, que no soporta grandes acumulaciones de personas, si bien se encuentra enclavado en un cañadón inmenso”, destacó Almazán.

Según la directora “actualmente se proyecta una actividad más orientada al turismo que a la investigación. Esto se reforzó a partir de la creación del Parque Nacional Cueva de las Manos. Además con la participación de los diversos sectores que operan en la cuenca del río Pinturas, se está diseñando un importante centro de visitantes.

Foto: Sofía López Mañana

Para la post pandemia, la Autoridad de aplicación de la conservación de sitios arqueológicos en Santa Cruz espera poder “diversificar las visitas, ofrecer nuevas alternativas, y no focalizar en un solo lugar la explotación turística. Así podremos darle al visitante una mejor calidad de la visita y conservar el patrimonio”.

De esta forma y a través del trabajo conjunto entre organizaciones civiles, privados y el estado, se busca revalorizar no solo el patrimonio natural y paisajístico, sino también el arqueológico de la región noroeste de Santa Cruz.

No se sabe fehacientemente por qué los antiguos patagónicos realizaban estas pinturas. Lo cierto es que son motivos que aparecen en muchos sitios alrededor del mundo y en cada uno de ellos la historia nos hace testigos del mensaje de nuestros antepasados: “Estuvimos aquí”.

Daniela Mancilla Provoste

Foto de portada: Christian Emmer

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