Sebastián Bradley es un músico que forma parte de la productora El Rompehielos y ha tenido a cargo la tarea de componer las bandas sonoras que acompañan varios documentales sobre Tierra del Fuego, generando obras musicales que integran las melodías, el cine y la naturaleza.
Aunque asegura que aún no es un profesional de la música, Sebastián Bradley realiza una variada y diversa cantidad de actividades relacionadas con los sonidos, que distan mucho de ser las de un aficionado. Además de participar desde su formación de la banda La Lija —donde además de tocar, compone—, es uno de los creadores del teatro under porteño llamado Hasta Trilce y ha compuesto la música que acompaña seis documentales de la productora El Rompehielos, trabajo que devela su vínculo profundo con la naturaleza de la Patagonia.
“Mi actividad principal como compositor de bandas sonoras la desarrollé, junto al director Manuel Fernández Arroyo, en varios documentales. El común denominador de todos es que tratan sobre temas que se desarrollan en la Patagonia, más específicamente en Tierra del Fuego”, cuenta Bradley.

Su conocimiento de estas latitudes empezó cuando lo invitaron a participar de algunas expediciones en Santa Cruz: “Tenía más o menos 21 años y me invitaron a hacer algunos viajes, que luego incluyeron también a Tierra del Fuego. Uno de los propósitos de estos viajes era hacer un relevamiento de algunas zonas mayormente deshabitadas en la Patagonia, para luego compartir esa información en un sitio web llamado Estudios Patagónicos. (www.estudiospatagonicos.com.ar)”.
Aquellas experiencias no fueron simples aventuras juveniles, sino que calaron profundo en el espíritu de Bradley. “Así conocí la Patagonia: eran semanas enteras caminando por la estepa, por la costa de Santa Cruz o en bosques y turbales de Tierra del Fuego, cargado con una mochila, carpa y provisiones. Duraban desde diez días hasta más de un mes, y podíamos estar semanas sin cruzarnos con otra persona”.
La Patagonia, entonces, ya era parte de su sistema nervioso central. Mientras tanto, su carrera musical —la cual, dice Bradley, inició como un hobbie— se desarrollaba entre variados instrumentos, siempre encabezados por el violín, el cual empezó a estudiar cuando tenía 16 años. “En ese entonces, lo que más escuchaba eran bandas sonoras de películas y música celta. También estudié cine, pero quería dedicarme de lleno a la música: tenía cierta facilidad para aprender instrumentos, así que cuando alguno despertaba mi interés, trataba de conseguirlo y aprender. Así pasé por el arpa, la guitarra, el violonchelo, charango, acordeón y otros por el estilo”.
Sebastián pasó varios años dedicado al estudio del violín y desarrollándose como instrumentista. Luego empezó a estudiar también cine, pero decidió dedicarse a la música de lleno: “En 2006 creamos el grupo la Lija -que inicialmente era una compañía de teatro y música- y, a partir de entonces, empecé con la composición. Hasta ese momento no me creía capaz de componer nada. Poco a poco, me fueron surgiendo proyectos para realizar bandas sonoras de documentales. El género siempre me había interesado, así que todo empezó a cobrar más sentido cuando decidí dedicarle parte de mi actividad musical”.
Claro que la composición para una banda musical dista bastante de la que se realiza para proyectos audiovisuales: “En el cine no estás atado a nada de antemano. Si bien para grabar un disco dejás volar la imaginación, en una banda ya estás condicionado por el tipo de instrumentos que se manejan, porque en algún momento vas a tener que tocar en vivo. Componiendo para películas no estás restringido en cuanto al género ni a la instrumentación. Esa libertad puede ser también un poco intimidante, porque si no tenés claro lo que buscas, puede jugar en contra”.
Para Bradley, además, la música ideada para producciones cinematográficas cumple un rol diferente: el de acompañar una imagen que es el foco primario de atención. “Eso te permite utilizar otros recursos, aunque no por eso es más fácil hacerla. Pero, una buena imagen puede realzar el sentido de una pieza de música sencilla que está de fondo y así también la música puede mejorar significativamente las imágenes que uno está viendo. Las dos cosas, imagen y sonido, se ayudan mutuamente, algo que no sucede cuando compones para una banda: en ese caso tenés que despertar el interés del que escucha y mantenerlo durante toda la duración de la pieza”.
Con todo ese camino recorrido —el musical y el de los senderos patagónicos— Bradley fue convocado para realizar la banda sonora de los documentales Finibusterre: Latitud 55 sur (Documental “Finibusterre: Latitud 55° Sur”) y Patrimonio fueguino: Rescate en Playa Donata (PATRIMONIO FUEGUINO: RESCATE EN PLAYA DONATA), producidos por El Rompehielos. Pero no fueron esos los únicos trabajos relacionados con Tierra del Fuego: luego vinieron Los sueños del gobernador Campos, El destino de Elena (ambas disponibles en la plataforma Cine.ar), Pueblo de Río Grande (en Cont.ar) y Horizontes (que circuló por festivales en Europa, África y América) en los que también Bradley estuvo a cargo de la composición musical. “Los primeros proyectos traté de usar un estilo parecido al de Latitud 55 sur, como si fuesen parte de una serie de documentales fueguinos”.
Ambos documentales están disponibles en la plataforma Cine.ar y de igual manera ‘Pueblo de Río Grande’ está en Cont.ar
Tanto Latitud 55 sur, como Rescate en Playa Donata, relatan expediciones a Península Mitre, lugar que Sebastián conocía muy bien, desde mucho antes de sentarse a componer. Toda esa experiencia personal atraviesa el trabajo de Bradley, cuando busca en su mente la música que mejor acompañe las imágenes: “Haber sufrido el frío, la dificultad del terreno y el clima; haber conocido a la gente que allí vive y la forma en que lo hacen. Todo aquello me dejó —sin darme cuenta, para bien o para mal— una sensación que traté de transmitir a la hora de hacer la música para los documentales. No fue algo surgido puramente desde la imaginación: la atmósfera que transmite Latitud 55 sur, es la que viví en mis viajes por Península Mitre”.
Lucía Fernández Hadid
