Johana, de 33 años, nació en la pequeña localidad chubutense de Las Plumas, pero por razones familiares llegó a Camarones donde se radicó. Allí, trabaja y disfruta de la vida entre las olas del mar, la inmensidad de la Patagonia y el amor de su familia.

Johana es la representación de la vida sureña, atravesada por la naturaleza y por el mar. Su historia refleja el paisaje que la rodea: lleno de recorridos y idas y vueltas, como las olas que bañan la costa. Johana nació en Las Plumas en 1991, aunque vivió allí poco tiempo. Su padre, pintor, que trabajaba en el hospital del pueblo, se trasladó con toda la familia a Trelew, para después instalarse en Mar del Plata, donde vivieron varios años.

En 2010, cuando el trabajo de su padre empezó a escasear, y la familia tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: se mudaron a Camarones, un pueblo que, sin saberlo entonces, se convertiría en su lugar en el mundo. La historia de Johana muestra cómo los pequeños gestos pueden llevar a grandes transformaciones.


Vínculos que unen

Con el tiempo, Johana estableció su vida en el pueblo realizando distintos trabajos. Sin embargo, el lazo que la unía al océano se volvió más fuerte gracias a Fabricio, su hijo de once años, quien despertó en ella un amor renovado por la naturaleza y su entorno. Fabricio se unió al Club del Mar, una iniciativa de la Fundación Rewilding Argentina para conectar a los chicos con el océano y su conservación.

A través de la mirada curiosa y fresca de Fabricio, ella misma empezó a ver el mar de otra manera. Ese amor compartido la impulsó a comprometerse con el medio ambiente, y profundizando su vínculo con la naturaleza.

Johana se unió al equipo de Rewilding Argentina. Donde comenzó a entrelazar su pasión por el turismo y la conservación. “Me di cuenta de que esta es mi vocación; nunca había sentido tanta satisfacción como ahora”, remarca. Se graduó como Informante Turística Regional y asumió el rol de anfitriona en el Campamento Isla Leones. Rodeada de aves, mamíferos marinos y fauna terrestre, Johana encontró un nuevo sentido en su labor diaria, que consiste en recibir a visitantes de todas partes del país y transmitirles su amor por la vida silvestre y por su pueblo.

“Es increíble levantarse y ver el mar, el amanecer… es algo único”, describe. Pero, más allá del paisaje, su verdadera satisfacción proviene de ver cómo los visitantes, que llegan con ojos curiosos, terminan enamorándose del lugar tanto como ella. Cada conversación y cada historia compartida refuerzan su compromiso y su pasión.


Un trabajo diferente

La dedicación de Johana la ha llevado a nuevos desafíos. Este verano, desde diciembre hasta febrero, se trasladará con su hijo, Fabricio, al Portal Bahía Bustamante, donde gestionará el centro de interpretación, un espacio que cuenta la historia natural de la región y ofrece productos locales. La emoción de vivir temporalmente en este lugar es algo que comparten madre e hijo: “Lo charlamos con mi niño y es un re sí. Nos vamos los dos a vivir a la casita de piedra del centro de interpretación y donde vamos a estar”.


Nuevos rumbos

Recientemente, la vida le brindó a Johana una nueva oportunidad: la Fundación Azara le ofreció una beca para estudiar astroturismo. En las noches claras de Camarones, donde la contaminación lumínica es casi inexistente, el cielo se despliega en toda su magnitud. Las constelaciones, los planetas y la Vía Láctea dibujan un paisaje celestial, un espectáculo en sí mismo.

Su idea es, ahora, compartir ese cielo con otras personas, mostrarles cómo cada estrella, cada galaxia visible desde su rincón en la Tierra, representa la belleza del universo. El astroturismo le ofrece una manera de unir su amor por la naturaleza con su deseo de preservar el entorno y concientizar a quienes llegan en busca de experiencias auténticas.

La historia de Johana Lincoman es la de una mujer que encontró en la naturaleza su lugar en el mundo, pero más que eso, encontró un propósito que comparte con su hijo y con cada persona que conoce. En cada historia que cuenta, ya sea al amanecer, junto al océano o bajo un manto de estrellas, hay un mensaje profundo sobre el respeto y el amor hacia la Tierra. En su labor, Johana invita a los visitantes a ver, y a conocer, la belleza de Camarones, de la naturaleza y del cielo.

Fuente: Noticias Ambientales Chubut

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