Islandia da luz verde a la temporada de caza de ballenas en sus costas.
Así lo ha confirmado el Gobierno concediendo una nueva licencia a la única empresa ballenera que le queda.
La compañía Hvalur hf. podrá cazar hasta 128 ejemplares de rorcuales comunes, la segunda especie de ballena más grande del mundo, entre las regiones de Groenlandia, zona occidental y este de Islandia e Islas Feroe, según ha informado el Ministerio de Pesca en un comunicado.
La ministra de Alimentación, Svandís Svavarsdóttir, ha subrayado que el número de animales se halla dentro de los límites recomendados por la Agencia de Investigación Marítima Noruega.
La temporada de caza de ballenas en Islandia va de mediados de junio a finales de septiembre, vendiéndose la mayor parte de la carne de este mamífero en Japón.
«Es ridículo que en 2024 estemos hablando como lista de objetivos del segundo animal más grande de la Tierra para productos que nadie necesita», ha comentado a Reuters el director del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, Patrick Ramage.
Es un día negro para para la protección de la biodiversidad en planeta
La caza de ballenas en este país lleva años suscitando protestas por parte de la población y de celebridades. Defensores de los animales afirman que, si bien la cifra es significativamente menor que en años anteriores, la decisión de permitir que la práctica continúe es inhumana y decepcionante.
«Es un día negro para para la protección de la biodiversidad en planeta«. De esta forma, la Asociación de Bienestar Animal de Islandia ha expresado su decepción ante la decisión de la ministra de Alimentación, reiterando la exigencia de que se reformen o deroguen las leyes sobre la caza de ballenas.
«La caza de ballenas es una completa pérdida de tiempo en una sociedad moderna», ha afirmado la organización en un comunicado, en el que ha calificado que, no obstante, se trata de un «paso positivo» el hecho de que la concesión sea de un año y no por cinco, además de la reducción de la cuota de caza.
Hace un año, la ministra suspendió la temporada de caza un día antes de su inicio, después de que la Autoridad Alimentaria y Veterinaria informara de que el tiempo de sacrificio de las ballenas superaba el límite establecido por las leyes locales de bienestar animal.
Sin embargo, las autoridades hallaron más tarde que la decisión se ajustaba al derecho y se autorizó en agosto una nueva temporada, aunque bajo condiciones más estrictas.
El tema generó tanto debate que incluso el actor Leonardo DiCaprio pidió al Gobierno islandés en sus redes sociales que apoyase «la voluntad de la mayoría de la población, que quiere parar la caza de ballenas para siempre».
Rorcual común: una especie en peligro de extinción
Los rorcuales comunes son la segunda especie de ballena más grande después de las ballenas azules. Ambas especies están estrechamente relacionadas, pero los primeros tienen cabezas más puntiagudas y delineadas frente a sus primos gigantes y a diferencia de ellos, poseen variados patrones de tonalidades más claras en sus dorsos.
Cazadas intensamente durante el b en la primera mitad del siglo XX, las poblaciones de rorcuales comunes quedaron gravemente agotadas. Si bien se trata de una especie ampliamente distribuida por el mundo, la especie está clasificada como «en peligro» en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
A esto se unen otras amenazas como los persistentes choques con los barcos, además del riesgo de enredarse en las redes de pesca.
Actualmente, Islandia, Noruega y Japón son los únicos países que practican la caza comercial de estos mamíferos, según la lista de capturas de la Comisión Ballenera Internacional.
Las políticas de moratoria en la caza implementadas en 1986 por la Comisión Ballenera Internacional permitieron a todas las especies de ballenas recuperar en mayor o menor grado sus poblaciones.
No obstante, Noruega reanudó la caza comercial en 1993 e Islandia en 2006. Japón se retiró del organismo internacional en 2019 y reanudó la caza comercial de ballenas en sus aguas territoriales y zona económica exclusiva.
La moratoria permitía a los pueblos indígenas de ciertas partes del mundo, como Groenlandia y Alaska, cazar ballenas, ya que, productos balleneros desempeñan un papel vital en su vida nutricional y cultural.
Fuente: Noticias Ambientales