Una expedición encabezada por el explorador noruego Roald Amundsen se convirtió el 14 de diciembre de 1911 en la primera presencia del hombre en el Polo Sur, hazaña que pudo ser completada con el apoyo prestado por empresarios pesqueros argentino-noruegos.
En un principio, la idea de Amundsen era llegar al Ártico y conquistar el Polo Norte, para ello utilizó un navío preparado para navegar entre el hielo; obtuvo la licencia para tripular y comandar el “Fram”, el navío de exploración polar de Fridtjof Nansen, y consiguió recoger una gran cantidad de dinero para financiar su proyecto.
En 1909, sus rivales estadounidenses, Frederick Cook y Robert Peary, anunciaron cada uno de ellos por separado, que habían llegado al Polo Norte, y aunque luego de comprobó que no lo habían logrado, Amundsen decidió cambiar de planes y alcanzar el Polo Sur.
El historiador del Instituto Antártico Argentino (IAA), Pablo Fontana, afirmó en diálogo con Télam que “hay un hecho muy poco conocido sobre la expedición de Amundsen al Polo Sur y es que parte de esa expedición fue financiada por un noruego radicado en Argentina, Pedro Christophersen, que era uno de los propietarios de la Compañía Argentina de Pesca que operaba con su factoría principal en la isla San Pedro, Georgias del Sur”.
“Cuando Amundsen estaba alistándose en su estación de invierno antes de comenzar la marcha al Polo Sur el buque de ellos, el ‘Fram’, llega a Buenos Aires y no les quedaban fondos para nada; es Christophersen quien los financia para continuar la expedición y de hecho el ‘Fram’ va a realizar una serie de estudios oceanográficos en el Atlántico Sur gracias a estos recursos”, apuntó.
El historiador señaló que “Amundsen cuando vuelve de la expedición se va a la estancia de Christophersen en la provincia de Santa Fe que se llamaba ‘Carmen’ porque él estaba casado con Carmen de Alvear, nieta de Carlos María de Alvear, director supremo de la Nación Argentina. Ahí escribió parte de su libro sobre el Polo Sur donde le agradece a tres personas, al Rey de Noruega, a Nansen que le prestó el buque, y a Christophersen”.
“De hecho en el camino al Polo Sur le va a poner el nombre de Christophersen y de su hermano a dos montañas, y cuando asciende a la meseta antártica le pone el nombre de ‘Tierra de Carmen’ por la esposa argentina de Christophersen, lamentablemente este último topónimo no fue oficializado, pero los de las dos montañas sí”, añadió.
Fuente: Agencia Télam