Uno piensa en el cinturón para masticar, o en cualquier cosa. Hasta eso llegué. Es desesperante. Pasé hambre en muchas épocas. Fue horrible pero increíblemente sensibilizador, porque uno capta las cosas de una manera tan clara con hambre… Se ve la vida despojada de ciertos convencionalismos, más real. Creo, de todas maneras, que debe ser más terrible la sed que el hambre.
fragmento de MARIO SOFFICI (VIDA DE ARTISTAS) de Osvaldo SORIANO, 1991.
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