Dos flores por planta, blancas, de seis pétalos que semejan a una pequeña estrellita y que la hacen única. Y si tiene ese otro nombre, el de cebollín, es porque sus hojas tienen ese olor y sabor. A tal punto que se pueden comer crudos o cocidos.

Las flores son de las primavera. Y habrá que esperarla hasta que el tiempo mejores para verlas en todo su esplendor. Pero entonces, la estrellita del campo es una de las primeras que abre sus flores en la estación.

También se la conoce como chaleo, cebolla de campo o cebolleta, nombres dados por las diferentes comunidades rurales de la Patagonia donde se la encuentra.

Más allá de esos apodos, su nombre botánico, con el que aparece en los libros científicos es Tristagma patagonicum.


Etimológicamente la palabra Tristagma es el resultado de la combinación de los términos griegos “tri” y “stagma” que hacen referencia a las tres gotas de néctar que exuda el ovario de la flor. El epíteto patagonicum hace referencia a su distribución geográfica.

La estrellita de campo o Tristagma Patagonicum es una hierba perenne que mide aproximadamente 10 cm de altura, con hojas lineales, largas y finas.

Cada planta presenta una o dos flores blancas con forma de estrella de seis puntas en cuyo centro se encuentran las anteras amarillas.
Su flor es erguida, blanca, con estrías pardas o pardo-verdosas.


El fruto es una cápsula globosa, con semillas angulosas y negras.
El bulbo, de forma alargada, es muy similar en forma y sabor a una cebolla pequeña, se come crudo o cocido.
Se la encuentra en sitios arenosos o pedregosos y muy soleados, como las montañas y mesetas de la Argentina, desde Neuquén hasta Santa Cruz.
Será cuestión de andar atentos, cuando llegue la primavera.

Fuente: Diario Río Negro

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