El Gobierno de la Provincia de Córdoba avanza con un proyecto que implica la construcción de una autovía en la zona de Punilla, que atravesaría bosques nativos y una reserva de uranio. Ambientalistas, profesionales y habitantes presentan un fuerte rechazo al proyecto debido al gran impacto ambiental que conlleva.

Desde hace unos meses se ha instalado un fuerte debate en nuestro país que tiene como eje la supuesta dicotomía entre progreso y conservación del ambiente. Como muchas veces pasa, en nombre del desarrollo y de las necesidades de la sociedad actual, se toman decisiones políticas para la ejecución de obras sin tener demasiado en cuenta el costo ambiental y patrimonial que estas implican. Con frecuencia estas obras generan el rechazo de la sociedad, que se embarca en la difícil tarea de convencer a quienes detentan el poder de revisar sus proyectos y decisiones.

Un importante sector de la sociedad civil cordobesa se encuentra en alerta a causa de lo que consideran una nueva amenaza para el ambiente y la calidad de vida en la región. Centenares de vecinos y vecinas se organizan bajo la bandera de “No a la autovía de Punilla” para rechazar este ambicioso proyecto que pretende aliviar el tráfico que circula por la ruta nacional 38, entre Carlos Paz y La Falda, con más de 9.000 vehículos que transitan diariamente. Más allá de los argumentos del Gobierno que respaldan el proyecto, aludiendo a la necesidad de agilizar el tránsito por la región, los temores de quienes se oponen no son infundados. Las inquietudes surgen debido al impacto negativo que tendría la traza de la autovía y a la falta de precisiones en el proyecto acerca de la verdadera dimensión de las tareas a realizar.

Federico Kopta, del Foro Ambiental Córdoba, una de las agrupaciones que lidera la oposición a la obra, precisó que la preocupación mayor tiene que ver con la traza de los 14,3 kilómetros entre la variante Costa Azul de la Comuna San Roque y la ciudad de Cosquín que significa que “el 76% del tramo va a atravesar bosque nativo en Categoría Rojo, una zona de máxima conservación, por lo tanto debe ser protegida y no depredada”. En el contexto ambiental de la provincia de Córdoba, en la cual el avance de la frontera agropecuaria y los incendios forestales han reducido casi en su totalidad la superficie de ambientes nativos como bosques y pastizales, el impacto de esta obra cobraría dimensiones catastróficas.

Por otro lado la traza de la autovía proyecta atravesar el yacimiento “Rodolfo”, la reserva de uranio más importante de nuestro país. El riesgo de contaminación radioactiva que los trabajos sobre esta área representan ha puesto en alerta no solo a los ambientalistas sino también a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desde la cual advirtieron que la obra no generaría riesgos para la población, siempre y cuando no hicieran trabajos de movimiento de suelo sobre el mismo. Para los ambientalistas esto no estaría garantizado, ya que la falta de documentación oficial y detalles de las acciones que se llevarán a cabo en el sector les hace sospechar que se contemplan una serie de trabajos sobre el yacimiento que podrían derivar en una contaminación radiactiva.

En declaraciones recientes a la prensa cordobesa, el Gobernador Juan Schiaretti manifestó que “el progreso no puede estar reñido con la ecología” y aclaró que la decisión final deberá estar supeditada a lo que determine la Secretaría de Ambiente. “Para hacer cualquier obra se tienen que cumplir los pasos que establece la Ley de ambiente. Para que la Secretaria de Ambiente tome las medias que corresponde habiendo escuchado a todas las campanas”, explicó el Gobernador.

A pesar de las palabras del líder político de la provincia, lejos de mostrarse tranquilos, los ambientalistas convocaran a una manifestación que se concretó días atrás con un multitudinario banderazo en rechazo al avance de la obra. La movilización tuvo lugar en la localidad de San Roque, en el límite de Villa Carlos Paz, y fue integrada por vecinos y vecinas provenientes de Capilla del Monte, Los Cocos, Villa Giardino, La Falda, Cosquín, Carlos Paz y la ciudad de Córdoba, entre otras localidades de la zona. En declaraciones a la agencia de noticias Télam, Eugenia Caraballo de la Asamblea San Roque Despierta dijo que la movilización tuvo como objetivo “evitar el plan sistemático de destrucción de nuestro bosque nativo” que, según sus dichos, cuenta con “la complicidad del Gobierno de la Provincia, Legisladores, Intendentes, Concejales y Funcionarios”.

 

Abel Sberna

Deja tu comentario