Un grupo de amigos, uno de ellos cuadripléjico, unieron el cementerio de Darwin y la ciudad de Puerto Argentino en bicicleta como homenaje a los soldados que participaron de la Guerra de Malvinas. EL ROMPEHIELOS dialogó con Gonzalo Prados, uno de los integrantes del grupo que realizó la travesía, para conocer esta historia de compromiso y superación personal para honrar a los caídos en la guerra.
En el horizonte malvinense se dibuja la silueta de unos hombres que avanzan lentamente en bicicleta. Luchando contra el viento y el frio, empujándose los unos a los otros, recorren los últimos kilómetros que los separan de su destino, Puerto Argentino. Se trata de cinco amigos que, luego de dos días de pedaleada por las Islas Malvinas, están a punto de cumplir un sueño. Ellos son Alexis Padovani, Mario Saucedo, Martin Chielli, Pablo Vitucci y Gonzalo Prados y el 21 de mayo emprendieron una travesía en bicicleta para unir el cementerio de Darwin con Puerto Argentino, con la idea de homenajear a los soldados caídos durante la Guerra de Malvinas.
Si bien la idea de pedalear en las islas con su geografía y clima ya es un desafío enorme, la aventura de éstos amigos tiene una particularidad que la hace diferente al resto. “Alexis es un muchacho que quedó cuadripléjico uniougando al rugby en un partido a beneficio de los chicos que tienen lesiones de rugby”, comenta Gonzalo Prados, fotógrafo e integrante de la travesía. Alexis era un prometedor jugador de rugby juvenil, pero en el año 1997 su vida cambió por completo. Unos amigos del Club Atlético San Isidro, su club, lo invitaron a participar de un partido a beneficio de jugadores de rugby discapacitados. Ese mismo día, una mala entrada a un scrum provocó una lesión en su medula que lo dejó cuadripléjico. “La idea de la travesía surge en el 2012 cuando yo terminé de hacer un libro sobre un viaje que hice de más de 2400km recorriendo la Patagonia en bicicleta, entre Santa Cruz, Chubut rio negro y Neuquén”, cuenta Gonzalo. “Hablando con Alexis, de una forma medio inconsciente, le digo que él tenía que andar en bici… por lo que me quedó mirando con cara rara. Sin embargo, esa misma noche, se comunicó conmigo y me dijo ‘existen bicis para cuadripléjicos’. A partir de allí, comenzamos a buscar destinos”.
El camino hasta concretar el sueño fue largo. Si bien la idea de Malvinas surgió casi inmediatamente, debido a cuestiones económicas se fue demorando. Sin embargo los amigos no se quedaron quietos. “En el año 2014 hicimos la travesía del Valle de la Luna con Alexis. Lo hicimos con el programa CQC, fueron 60 kilómetros dando la vuelta al valle. También pedaleamos en Ushuaia, donde unimos el centro invernal Cerro Castor con Bahía Lapataia, en el Parque Nacional Tierra del Fuego”, cuenta Gonzalo. Finalmente, luego de recorrer muchos kilómetros en bicicleta, la oportunidad se presentó. En el año 2017 participaron y ganaron en programa “The Wall” de Marley. “En ese programa uno compite para cumplir un sueño, y el nuestro era pedalear de Darwin a Puerto Argentino, rendir homenaje a los caídos, tanto argentinos como a los ingleses”, explica Gonzalo.
Así fue como el 21 de mayo, luego de muchos años de planificación y sueño, los amigos partieron pedaleando lentamente para cumplir su sueño. “El recorrido se dividió en dos tramos, el primer día se recorrieron 35 kilómetros en 5 horas, desde Darwin hasta la base de la OTAN Mount Pleasant, y al otro día hicimos los otros 35 kilómetros desde la base hasta Puerto Argentino, lo que nos tomó 7 horas”, explica Gonzalo y aclara “como Alexis pedalea con las manos, el equipo debe ayudar pues en las subidas se le complica demasiado. Así que nos vamos turnando para ayudarlo y a veces empujarlo”. Pedalear en la condiciones de Malvinas no es cosa fácil, más si se tiene en cuenta la participación de Alexis, por lo que el equipo debía está altamente preparado. “Fue duro. Yo tenía que, en una trepada, subirlo, y en el descenso apurarme para adelantarlos, bajarme de la bicicleta con una cámara de fotos de como 7 kilos colgando del cuello, filmar y sacar fotos, esperarlos, dejarlos pasar y alcanzarlos antes de la próxima subida”, explica Gonzalo y cuenta que “en cuanto a la preparación física, cada uno de los chicos se tiene que ir entrenando en sus respectivos lugares. Mario es de Ushuaia, Martin es de Mar del Plata y Alexis, Pablo y Yo somos de Buenos Aires. El entrenamiento con Alexis es particular, salimos a correr con la bici, hacemos trayectos largos, para estar al nivel de lo que es la travesía”, y agrega: “Las condiciones climáticas fueron muy duras, con temperaturas de entre 0 y 3 grados y vientos de entre 40 y 80 km/h. Pero la suerte fue que durante las dos jornadas de pedaleada tuvimos algo de sol, lo que nos daba algo de calorcito”. Los integrantes contaron con trajes especiales de neopreno similares a los que se utilizan para el surf, lo que les permitió enfrentar el clima de las islas. Sin embargo el desafío fue enorme y debieron empujar sus límites para poder superarlo: “Quedamos todos rotos. Fueron dos días de pedalear en el frio, contra el viento, en una pedaleada que no es convencional, ya que vamos al ritmo de Alexis, empujándolo”, confiesa Gonzalo.
Cinco argentinos en bicicleta atravesando las Islas Malvinas no debe ser un espectáculo cotidiano. El pintoresco grupo llamaba la atención de los isleños a su paso, pero sin embargo Gonzalo cuenta que la experiencia fue muy satisfactoria y que la gente de lugar, lejos de molestarse, los acompaño y alentó en cada oportunidad en que se cruzaban con ellos. “Nosotros comenzamos a pedalear el 21, que es el día que ellos conmemoran el desembarco Ingles en las islas. Caminan desde San Carlos, el cementerio donde están sus soldados, hasta Puerto Argentino”, cuenta Gonzalo acerca de uno de los encuentros con los isleños durante la travesía. “Los cruzamos, pasamos por el medio de su desfile y los militares, ex combatientes y la gente nos aplaudían y alentaban tocando bocina. Fue muy emotiva esa parte. Nosotros parecíamos extraterrestres con nuestros trajes, cascos y las bicis, pasando por al lado de los camiones militares y fue una experiencia increíble”.
Malvinas despiertan profundos sentimientos en el pueblo Argentino. Los recuerdos de la guerra y de los jóvenes que quedaron para siempre en aquellas islas del Atlántico Sur son una herida abierta en la memoria de nuestro país y un recordatorio de la barbarie de los enfrentamientos armados que se llevan la vida de nuestros hijos, amigos o hermanos. “Pedalear en Malvinas despierta miles de sensaciones”, cuenta Gonzalo. “Por un lado pensaba en el frio de los soldados argentinos, en su hambre, en esos campos rodeados de minas. Creo que mientras pedaleaba en silencio podía escuchar los gritos que quedan para siempre de esas guerras absurdas que te duelen mucho. Malvinas te duele mucho, y creo que el sueño que cumplimos con mi grupo de hermanos de poder rendirles homenaje a todos los caídos es algo que no me lo voy a olvidar nunca más”. Gonzalo explica que para él todas las bajas de la guerra deben ser conmemoradas, tanto las argentinas como las inglesas: “Nuestro objetivo era homenajear a los caídos, de ambas partes… aunque en realidad no hay ambas partes, fueron hermanos que en esas noches frías se encontraron enfrentados. Nuestro mensaje ese, de unión y respeto”.
El martes 22 de mayo, luego de 7 intensas horas de esfuerzo físico, el grupo cumplió su objetivo y llegó a Puerto Argentino, rindiendo así su soñado homenaje. “Fuimos un grupo de amigos que dimos todo, que cuando uno estaba mal el otro te empujaba” cuenta Gonzalo “Alexis era nuestro timón, porque el pedalea con las manos y solo tiene alrededor de un 20% de su fuerza y sin embargo nos alentaba cuando nosotros no podíamos más y nos decía que sigamos, así que no teníamos excusa y empujábamos para adelante” explica el ciclista y agrega “Con Alexis somos amigos desde los 7 años. Comenzamos éste viaje juntos, y nuestro sueño es volver a Malvinas y poder hacer la travesía con un ex combatiente argentino y uno inglés para unir los cementerios de Darwin y San Carlos. Pero antes tenemos los ojos puestos en la Antártida… pedalear allí es un gran sueño”.
Abel Sberna