Tiempo atrás, se pensaba que bastaba con el cuidado y la conservación del territorio por parte de Parques Nacionales. El cambio climático cambió el paradigma y ya no alcanza con un guardaparques que contribuya a restaurar el territorio sino que se requiere de la producción de plantas nativas.
Ante un mayor interés del Municipio de Bariloche en el arbolado público y una demanda social creciente de plantas nativas, el parque nacional Nahuel Huapi se propuso imitar el modelo del vivero de la Isla Victoria. Cuatro meses atrás puso en marcha la Usina de Nativas en tierras de la Escuela Militar de Montaña en el oeste de Bariloche.
“Surgió por la marcada necesidad de tener un lugar apropiado para producir plantas nativas”, resumió el ingeniero forestal del parque Nahuel Huapi, Adolfo Moretti, que coordina el proyecto.
Explicó que la producción de plantas de la Isla Victoria requiere de una operatoria compleja ya que deben trasladarse en camioneta, luego por el lago y nuevamente cargarlas en camioneta para llevarlas al destino final. Por lo tanto, la escala de producción es limitada. “No es posible producir tanta cantidad por una razón operativa. Ya veníamos analizando la problemática de un lugar donde producir plantas y cargarlas directamente”, agregó.
Parques Nacionales creó el Programa Nacional de Viveros con la intención de fortalecer sus viveros para conservar su flora nativa y trabajar en la restauración. Se adquirieron 14 invernaderos para 14 parques. Uno de ellos fue el Nahuel Huapi que se encaró hace cuatro meses en el oeste.
“De entrada nos planteamos la necesidad de no ubicarlo en Isla Victoria para descentralizar. Por eso, firmamos un acuerdo con la Escuela Militar de Montaña para establecerlo en el kilómetro 11 en Puerto Moreno. Es una hectárea ubicada frente a la Usina de Puerto Moreno”, comentó Moretti.
Se trata del sendero de uso público que parte desde la gruta de Virgen de las Nieves hasta Puerto Moreno. “Es un lugar fantástico para producir plantas porque lo visitan escuelas, pasa muchísima gente caminando, hay voluntarios espontáneos que ayudan y hasta trabajamos con los soldados de la Escuela Militar de Montaña. Esto de conocer y cuidar el ambiente es también manera de defensa (no solo con armas sino con la biología)”, expresó Moretti.
El predio ya cuenta con un invernadero de 6 por 10 metros, con un buen sistema de riego, que se compone por notros, arrayanes, pañiles, ñires, coihues y “siete camisas” (escallonia).
Alrededor del invernadero, se inició un trabajo de recuperación de un pinar. “Había una invasión de pino y retama y empezamos un fuerte trabajo de control. Estamos tratando de sacar los pequeños pinos invasores para poder caminar por ese sector y recuperar ese lugar para las plantas nativas como lauras o radales”, dijo.
Los impulsores de la Usina de Nativas se comprometieron a producir 10.000 plantas por año. De ese total, unas 2.000 serán entregadas al Ejército por convenio.
El vivero de la Isla Victoria, en cambio, produce entre 3.000 y 4.000 plantas por año. Fue creado en 1924, diez años antes de la creación de Parques Nacionales y está a un paso de cumplir 100 años. Fue el primer vivero de Argentina.
Pero estuvo abandonado por más de 20 años y comenzó a funcionar nuevamente en 2009. Moretti explicó que, hasta 1965, ese vivero produjo una enorme cantidad de plantas exóticas. “En 2005 comencé el trabajo de recuperación de ese vivero. Había que resignificarlo con el paradigma de la época, es decir como un vivero de plantas nativas. Hoy sabemos que hicimos bien. Si bien hoy la escala de producción es buena, hay limitaciones por el lugar”, señaló.
Fuente: El Patagónico