Sátiras y relatos imaginarios sobre elementos, personajes y vivencias cotidianas de nuestra sociedad y el universo.

HOY: El maravilloso Tolhuin

 

                                                                                                                    Buenos Aires, 1 febrero de 2030

Escribo estas líneas para felicitar a la Dirección de Turismo de Tolhuin, y a sus habitantes en general, por los lindos días que compartimos en esa hermosa ciudad. Somos de Buenos Aires y siempre nos gustó la Patagonia para pasar nuestras vacaciones. En enero último, junto a mi mujer y mis tres hijos, por recomendación de un amigo (que se enteró de la existencia del lugar a través de las garitas de información turística de Ushuaia), viajamos a este cálido núcleo urbano en el centro de Tierra del Fuego.

¿Qué nos encontramos cuando llegamos allí? Una ciudad moderna con lindas casas, pintorescas cabañas de madera, parques y calles prolijas, todo muy limpio y ordenado, enclavada en el medio del impresionante bosque fueguino. Una comunidad realmente sorprendente que entiende que el respeto por la ecología es fundamental tanto para los turistas que visitamos la isla como para ellos mismo. La ecología es la forma que eligieron para vivir y criar en ese entorno a sus hijos.

Las tres reservas naturales son sitios obligados para todos los amantes de la naturaleza. Los guardabosques y los guías trabajan de corazón para que nuestro paso por los senderos sea más que agradable. Te reciben con un mapa, te dan un par de recomendaciones, y después seguir los caminos entre la vegetación es prácticamente un juego de niños. ¡Les aseguro que la cámara de fotos no va a descansar en ninguno de los recorridos!

Al día siguiente de la caminata (que seamos sinceros: nos gusta la vida al aire libre pero la gran ciudad nos hace sedentarios), fuimos a relajarnos a las termas. Muy confortables las instalaciones, y tanto las piletas de agua como las de barro son excelentes para olvidarse de las tensiones, los dolores y todo el estrés que juntamos en el año. Después de esa mañana de relax nos castigamos con un rico cordero fueguino servido en el restaurant del mismo complejo.

A la par de que nos encantaron todas las propuestas de recreación en la naturaleza, como los trekkings, las excursiones a las estancias (¿Quién iba a pensar que a los 56 años esquilaría por primera vez una oveja?), los paseos en lancha por el gigantesco Lago Khami, y la pesca deportiva (una trucha de cuatro kilos es un número más que interesante para este pescador ocasional), debemos reconocer que la ciudad tiene una vida propia muy interesante. Las tiendas de artesanías regionales (souvenirs, ropa, pinturas, todo con un aire selknam realmente cautivante), las librerías (me llevé ¨El último confín de la tierra¨ ¡Qué aventura! ¡No puedo dejar de leerlo!), las cervecerías (¿Dónde vamos a conseguir ahora la cerveza de calafate con la que nos deleitábamos todas las tardes?), la gastronomía autóctona y los locales nocturnos no tienen nada que envidiarle a los de Ushuaia o San Martín de los Andes.

Y en materia de cultura, quizás supere a muchos centros turísticos del país: recitales, murales, parques con esculturas de madera, y muchas más opciones para disfrutar con la familia.

¡Gracias, Tolhuin! Definitivamente es un lugar para volver.

 

Con mucha satisfacción,

Fortimbrás Benedetti

 

PD: Para el próximo viaje nos quedaron pendientes los deportes invernales: hacer esquí de fondo, recorrer con motos de nieve los valles y los turbales, el patinaje sobre hielo en la Laguna del Khami y muchas otras cosas que propone “el corazón de la isla” para los que buscan emociones fuertes por debajo de los cero grados.

 

 

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