El mar de Tierra del Fuego es un pilar clave para el turismo y la economía local. En 2023, el 83% de los turistas que visitaron la provincia realizaron actividades relacionadas con el Canal Beagle y la costa. Además, el 80,7% eligió el destino por sus atractivos naturales, lo que evidencia la importancia del mar en la oferta turística fueguina.

El Canal Beagle, con su biodiversidad y paisajes únicos, hizo que Tierra del Fuego se consolidara como un destino de referencia. Según el último informe del INFUETUR, las actividades turísticas marítimas no solo generan empleo, sino que también fortalecen la imagen de la provincia como un lugar asociado a la naturaleza y la sustentabilidad.

Faro Les Éclaireurs – foto de INFUETUR

Compromiso Onashaga: un acuerdo voluntario por el turismo responsable

El Compromiso Onashaga, firmado en 2005, reúne a actores privados, públicos, académicos y científicos para promover un turismo sustentable en el Canal Beagle. Este acuerdo establece recomendaciones para tripulaciones y turistas, fomenta la educación ambiental y organiza limpiezas anuales en las islas frente a Ushuaia.

Silvina Cárdenas, jefa del departamento Gestión del Destino del INFUETUR y miembro de este acuerdo, destacó que el objetivo principal es generar conciencia sobre la importancia del cuidado del mar. “Un turismo responsable permite conservar los recursos naturales y mejorar la calidad de vida de quienes vivimos en la provincia”, explicó.

Pto. Almanza – foto de Manuel Fernández Arroyo

La economía del mar y sus desafíos

El turismo marítimo representa una de las principales actividades económicas de Tierra del Fuego. Las embarcaciones que recorren el Canal Beagle hacia la Antártida o destinos regionales generan ingresos significativos. Sin embargo, estas actividades enfrentan, año a año, grandes desafíos.

El mar no es un recurso inagotable, y su sobreexplotación global recuerda que los ecosistemas que sostienen la vida necesitan protección. La ONU advierte que las aguas costeras enfrentan un deterioro creciente por contaminación y eutrofización. Más del 90% de los peces se perdieron, el 29% de la biodiversidad marina consumida por el ser humano colapsó, y un tercio de los mamíferos marinos está en peligro de extinción. Sin esfuerzos coordinados, se estima que la eutrofización costera aumentará un 20% en los grandes ecosistemas marinos para el año 2050.

Veleros en bahía de Ushuaia – foto de Manuel Fernández Arroyo

Este deterioro no solo afecta al ecosistema, sino también a las actividades económicas de las comunidades costeras que dependen del mar. Silvina Cárdenas remarcó: “Es necesario un trabajo conjunto entre la población y los actores vinculados al turismo para asegurar que las actividades en el mar sean sostenibles y no afecten de forma irreversible los recursos disponibles.”

La reciente reflexión en la NYC Climate Week pone en perspectiva una verdad incómoda: mientras que valoramos propiedades en millones por su escasez, tratamos a la naturaleza como un recurso “gratuito”. Este enfoque tiene un alto costo: contaminación, pérdida de biodiversidad, océanos más ácidos y fenómenos climáticos extremos que alteran la base misma de nuestra vida y economía.

Canal Beagle – foto de INFUETUR

El aire que respiramos, el agua que bebemos y los ecosistemas que sostienen la vida no tienen precio en el mercado, pero esto no los hace “sin valor”. Ignorar su importancia es imponer un impuesto invisible a nuestra propia supervivencia. Redefinir cómo integramos el valor del medio ambiente en las decisiones económicas y de consumo no es solo una opción, sino una necesidad urgente.

El caso de Tierra del Fuego es un ejemplo de cómo el turismo azul puede convertirse en un motor de desarrollo sostenible, con prácticas responsables que aseguren el futuro de las actividades económicas asociadas.

Canal Beagle en Península Mitre – foto de Manuel Fernández Arroyo

El atractivo del Canal Beagle y su conservación

El Canal Beagle es uno de los principales destinos de turismo de naturaleza en Argentina. Navegar entre islas, rodeado de una diversa fauna marina y disfrutar de la gastronomía local no sólo dinamizan la economía, sino que también refuerzan el vínculo de los visitantes con el entorno natural.  

Especies con valor gastronómico como la centolla y centollón, o aquellas que podemos avistar en una navegación como pingüinos, delfines, orcas, ballenas y diversas aves marinas, por ejemplo, encuentran hábitat y alimento en los bosques submarinos fueguinos. Y estas especies dependen del estado de conservación del mar.

“La actividad turística en Tierra del Fuego es sumamente importante; la incidencia con respecto a su vinculación con el mar”, asegura Silvina. “Para esto necesitamos, no solo el compromiso de los pobladores, si no también el ordenamiento de otras actividades económicas que se desarrollan en estos ámbitos, para que estos recursos, que son limitados, no sufran un impacto irreversible”.

En este sentido, la sostenibilidad va dejando de ser un concepto opcional, para transformarse en la base de las decisiones económicas. El futuro de Tierra del Fuego, con su valioso valor económico que es el mar, depende de la cooperación entre los gobiernos, las empresas, los turistas y la comunidad local para cuidar este bien vital. Solo así se podrá garantizar el desarrollo económico sin comprometer la biodiversidad y la vida que sustentan la actividad productiva.

Daniella Mancilla Provoste

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