Con la esperanza de que pueda estar disponible para la próxima campaña antártica de verano, el rompehielos Almirante Irízar zarpó ayer rumbo a las pruebas de hielo, la última etapa de su prolongada restauración.
El buque partió del Complejo Industrial y Naval Argentino (Cinar), en la Costanera Sur, con destino a Ushuaia, donde se harán las últimas pruebas de verificación de sus sistemas y equipos.
Será la primera vez que se dirigirá al Sur, luego del devastador incendio que lo destruyó en abril de 2007 y lo dejó inactivo. “Todo este tiempo sin navegar fue un tiempo que perdió la Argentina, sumado a los costos altísimos que significó abastecer la Antártida por otros medios”, dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al despedir a la tripulación. Expresó, además, su reconocimiento al personal de Tandanor y su satisfacción porque “este barco ha sido reconstruido y puesto en condiciones en un astillero propiedad del Estado nacional y con trabajadores argentinos, todo un orgullo”. Durante los diez años transcurridos desde el incendio del rompehielos pasaron cinco ministros de Defensa: Nilda Garré, Arturo Puricelli, Agustín Rossi, Julio Martínez y Aguad.
La reparación del Irízar tuvo un costo aproximado de US$ 284 millones, incluidos los US$ 137 millones destinados al alquiler de buques polares extranjeros en las sucesivas campañas antárticas.