El clima será protagonista durante todo el día. En el extremo sur del país el aeropuerto se cierra por un banco de niebla que no se quiere mover y, a partir de ahí, todos los planes se modifican.
Mientras tanto, a 3000 kilómetros, las calles se empiezan a poblar. Las redes sociales se mueven más rápido que de costumbre. Los canales tradicionales y los de internet tienen un encendido histórico. Los y las adolescentes están pendientes de la discusión y explican con asombrosa comodidad cómo funciona el Estado.
Llueve. Durante todo el día. De a ratos con mayor intensidad. En las calles cada vez hay más gente. En las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en las del resto de la Argentina. La Universidad Nacional de Tierra del Fuego volvió a convertirse en cobijo para las mujeres y los hombres que pretendían seguir el debate.
A lo largo de la muy extensa jornada las escenas se repiten. Un senador o una senadora hace uso de la palabra. El público le contesta como si pudiera ser escuchado, como si las y los parlamentarios no se hubieran metido en una burbuja que de a ratos aparece como un irónico cono del silencio.
Son millones. Celestes y verdes. No me gusta la alegoría de la grieta, de tanto apelar a ella ha perdido significado, pero definitivamente están separados. Se intenta romper con estructuras conocidas mientras allá afuera, en los sucuchos mugrientos sigue estando igual.
Ningún derecho se gana en la quietud, en la comodidad del sillón. Ninguna conquista se ha producido sin lucha y las mujeres lo saben. Lo sienten. Lo padecen. Con el paso de los años se han convertido en protagonistas de sus propias visibilidades.
El senador fueguino Julio Catalán Magni hizo mención al rol del Congreso, de la política y de los senadores respecto a “lo que la sociedad nos está pidiendo”.
“Me parece que claramente estamos frente a un momento histórico de algo que nos atraviesa a todos. Y por el rol institucional que ocupamos, ante una enorme responsabilidad. El resultado de un focus group, una encuesta, o un estudio sobre lo que impacta o no en mi provincia, no cambia lo que yo siento y mi convicción sobre este tema. Creo firmemente que a este tipo de cosas hay que abordarlas seriamente y sin especular”, comenzó Catalán Magni.
“Debemos entender y preguntarnos si estamos representando lo que la mayoría de la sociedad espera de nosotros. Me parece que cuando una mujer tiene una decisión tan difícil que tomar, nunca se le da respuesta. Por distintas cosas, por la Constitución provincial o por la constitución nacional, porque cuesta un peso más o un peso menos, porque en mi provincia no lo toman a bien, porque en la otra provincia es más conservadora, se la deja sola. El Estado no está cerca de la gente en momentos que sin duda son muy duros, muy sensibles. Y me parece que no se puede negar una realidad que existe, por eso se la tiene que abordar con toda la fuerza del Estado”, señaló el legislador fueguino.
“Acá estamos hablando claramente, y para hacerlo simple, de aborto legal o aborto ilegal. No estamos hablando de otra cosa, después le podemos dar todos los matices que queramos”.
Asimismo precisó: “Yo tengo cuatro hijos, dos mujeres y dos varones, los cuatro me dicen lo mismo: ‘Papá, que salga’. Creo que más allá de lo que votemos hoy, y la respuesta o no que logremos aprobar, lo que no vamos a poder hacer de ninguna manera es parar lo que viene. Seguramente esto en mi provincia puede generar una gran controversia. Pero eso no debe cambiar nuestras convicciones”.
Finalmente, Julio Catalán Magni dejó un mensaje a sus pares: “Indudablemente no estamos entendiendo nada de lo que la gente reclama de la política. Cada vez ponemos más lejos a la política de la sociedad. Y lo peor que podríamos hacer hoy es no hacer nada, que nos vayamos de acá sin haber hecho algo para cambiar esta realidad que existe. Es ahí donde tenemos que replantearnos claramente el lugar que estamos ocupando, qué grado de responsabilidad tenemos”.
En otro tramo del debate, el senador José “Nato” Ojeda expresó su malestar luego de que la senadora por el Movimiento Popular Fueguino pidiera que la gobernadora Bertone y el vicegobernador Arcando “intercedan ante los senadores de mi provincia para que voten en rechazo del proyecto. Menosprecia mi conciencia y el convencimiento que tengo al momento de tomar una decisión y votar”.
“Si no se vota la ley nada va a cambiar. Las mujeres que decidan abortar se verán obligadas a seguir arriesgando la vida, porque como Estado no fuimos capaces de ofrecer una respuesta”. Y advirtió que debido a que el aborto seguirá en la clandestinidad “esos embriones tampoco tendrán ninguna oportunidad de vida, no habremos salvado ninguna, sino que perderemos con seguridad una vida y arriesgaremos otra”.
“Realmente creo que se puede brindar desde el Estado la contención necesaria, proporcionando las distintas opciones y respetando lo que la mujer elija, evitando así de que caigan en manos de los que solamente quieren lucrar. Los que votan a favor de la continuidad del aborto clandestino, votan, aceptan y validan el riesgo de muerte”, concluyó.
A su turno la senadora Miriam Boyadjian aclaró que “nunca quise ofender (a sus pares fueguinos), por el contrario; no quiero que lo tomen a mal, mi postura es en defensa de la vida y nunca voy a atacar a nadie. Soy una mujer tolerante”.
“Es la primera vez que este tema tan complejo y sensible llega a este recinto, y en honor a la verdad, tengo mis dudas de que fuera el mejor momento para debatir un tema tan controvertido. Teníamos una grieta muy grande los argentinos y creo que no era el tiempo de generar otra”, consideró.
A pesar de que celebró que “algo que estaba silenciado hoy se pueda debatir en este recinto, y no tenemos miedo de ese debate”, se preguntó “¿quiénes somos nosotros para decidir qué vida vale más que la otra?”.
Ya comenzó un nuevo día y mientras el senador Fernando Pino Solanas se anima a hablar abiertamente del goce y de la sexualidad, la lluvia continúa golpeando en Buenos Aires y en Tierra del Fuego el frío no afloja. Pero nadie se va a dormir.
Circulan los rumores, pretenden que las calles y las universidades se vacíen, pero todavía falta mucho. Los “vivas” y los abucheos van cambiando de lado y hacen prestar atención tal como si se estuviera siguiendo un partido de tenis. No se puede ni pestañear. Mañana habrá tiempo para descansar.
Afuera del recinto suenan miles, cientos, millones de voces. Dentro del hemiciclo la cuestión es más solemne. De a poco los discursos van tomando rumbo, asumen que esta noche no habrá sanción a la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, pero todos coinciden en algo: ocurrirá. Inevitablemente. Será Ley.
La marea de la conquista es imparable, la barrera social está rota. Las mujeres que abortaron se sienten más libre, menos juzgadas, pueden contar sus historias. Los y las jóvenes asumen que el futuro llega y que nadie puede oponerse para siempre al avance de la voluntad popular, sobre todo cuando esa voluntad pretende convertirse en una sociedad más justa.
El resultado es el esperado. Los votos afirmativos no alcanzaron esta vez, pero la calle sigue llena. Siguen siendo cientos, miles, millones de voces que ya no están dispuestas a hacer silencio. Hoy son millones. Y mañana serán aún más.
Lo dijo la senadora de Río Negro, María Magdalena Odarda: “A las mujeres nunca nos regalaron los derechos, los tuvimos que arrancar uno a uno al patriarcado”, y en eso estamos.
María Fernanda Rossi
Foto: Guadalupe Ocampo