Qué similitudes hay entre las grandes movilizaciones animales del África y la de los guanacos en la estepa patagónica. Con sus particularidades diferentes, pero parecidas, dos emprendedores turísticos argentinos que posibilitan disfrutar de ambas experiencias nos dan algunas pistas.
Todas las migraciones de animales son mucho más que simples movilizaciones colectivas, definidas no por las distancias, sino por las necesidades que la impulsan. Allí donde ocurran, será siempre un viaje perfectamente planificado, grabado a fuego en el instinto de cada especie y son espectáculos de los más impresionantes y asombrosos de la naturaleza.
Estos eventos ocurren cuando enormes grupos de animales se desplazan en masa de un lugar a otro en busca de alimento, agua, mejores condiciones climáticas o para reproducirse. A lo largo de la historia, diferentes especies de mamíferos han realizado migraciones épicas en diferentes partes del mundo.
En Sudamérica, por ejemplo, durante miles de años, los guanacos han migrado a lo largo de su hábitat natural en busca de recursos alimenticios y refugio. Estas movilizaciones se han producido en respuesta a los cambios estacionales, las variaciones en la disponibilidad de agua y pastos, y la presión de depredadores y otros factores ambientales. Las migraciones de guanacos han sido especialmente notables en la región de la Patagonia, en el sur de Argentina y Chile.
Del otro lado del globo, mientras tanto, también existen estos maravillosos espectáculos, impulsados por similares motivos. Una de las migraciones más famosas es la de los ñus en la región del Serengeti, en África, que junto a grandes cantidades de cebras y otros antílopes se mueven en busca de pasturas frescas entre Kenia y Tanzania, dentro de los colindantes Reserva Nacional Masai Mara y Parque Nacional Serengeti. Nada es al azar, los ñus pueden oler la lluvia a grandes distancias pero no saben como llegar al lugar, de algún modo les transmiten a las cebras “las coordenadas”, éstas se convierten en las grandes guías de la manada. Esta migración es conocida por las gigantescas manadas de animales que se extienden a lo largo de kilómetros y por los peligrosos obstáculos que deben enfrentar, como ríos infestados de cocodrilos y depredadores acechando en cada paso.
Daniela María Rodríguez y Norberto Rosetti dirigen hace más de 25 años, Africa Patagonia Safaris. Le pusieron ese nombre en homenaje a esos lugares del mundo donde vivieron momentos “intensos y felices”. Dicen que el objetivo de este emprendimiento turístico es fomentar el avistaje responsable en esas dos regiones únicas del planeta.
Junto a quienes deciden acompañarlos en estas intensas experiencias, han podido maravillarse y sorprenderse ante las hordas de “miles de animales moviéndose simultáneamente”: antílopes, ñus, cebras, jirafas, elefantes, búfalos, grandes felinos y tantos otros, moviéndose como verdadero “mecanismo de relojería”.
“Los Parques Nacionales y Reservas Naturales en Africa cuentan con distintos grados de infraestructura dependiendo del país que se visite. Alojamientos en campamentos, cabañas o lujosos “lodges”, vehículos todoterreno acondicionados para la actividad de observar, guías y baqueanos experimentadísimos. Y mención especial merece la población local que en muchos casos encontró una manera digna de integrarse a la actividad y ganarse la vida con el turismo. Por citar solo un caso, muchos de los porteadores y guías baqueanos que nos acompañan en las caminatas en la búsqueda de los gorilas de montaña, tanto en Uganda como en Rwanda, fueron antes rastreadores al servicio de los cazadores furtivos. Algo parecido a lo que pasó en Argentina, en Iberá, con los “mariscadores” que buscaban cueros y plumas y hoy se convirtieron en guías de los Esteros. En ambos casos, fieles aliados de la conservación del ambiente, su fuente de trabajo”, explica Rosetti.
Frente a semejante espectáculo, ¿habrá lugar para la sorpresa de este lado de la geografía? “Es diferente, pero parecido”, dice Norberto cuando define la experiencia que tuvieron en el noroeste santacruceño. “Ver desfilar los guanacos en la estepa, recortados en el horizonte de una hondonada, es un símbolo de esta Patagonia profunda”, resalta.
“Tenemos una gran oportunidad, más cercana, de disfrutar del avistaje de fauna silvestre. Sitios como el nuevo y magnífico Parque Patagonia, o el Parque Nacional Perito Moreno, tal vez el menos visitado de la Argentina. O cualquiera de los parques y reservas del bosque sub antártico, nos ofrecen la posibilidad de contemplar a los guanacos, pumas, zorros, huemules, choiques y tantísimas otras aves, solo por citar algunos”.
Las migraciones de guanacos también han sido de importancia cultural para las poblaciones indígenas de la región. Durante siglos seguido sus rutas migratorias, cazándolos para obtener carne y utilizar su fibra para la confección de ropa y otros productos, transformándose en parte integral de la vida y la cultura de estas comunidades.
Sin embargo, es importante destacar que en las últimas décadas, las migraciones de guanacos han sido afectadas por la expansión de la actividad humana, incluyendo la agricultura, la ganadería y la urbanización. Estos factores han alterado los patrones de migración de los guanacos y han llevado a la disminución de sus poblaciones en algunas áreas.
En la actualidad, existen esfuerzos de conservación para proteger a los guanacos y sus éxodos milenarios. Esto incluye la creación de reservas naturales y áreas protegidas, así como la implementación de medidas para reducir los conflictos con las actividades humanas. Estas iniciativas buscan preservar no solo a los guanacos, sino también los ecosistemas en los que habitan y las tradiciones culturales asociadas a su presencia.
La Fundación Rewilding Argentina lleva adelante el monitoreo de 25 ejemplares que portan collar con GPS. El objetivo es proteger las rutas migratorias como una forma de mantener funcional y completo al ecosistema de la estepa en el Parque Patagonia Argentina y sus alrededores.
Entendiendo el comportamiento de los animales, realizado con guías y operadores turísticos comprometidos con la conservación, el avistaje de fauna tiene un valor educativo que promueve beneficios a las comunidades vecinas, generando fuentes de trabajo diversificando la industria turística local.
Tal como afirman desde AfricaPatagonia Safaris, “los mamíferos migran, las aves migran, los peces migran, los insectos migran… Está en nosotros abrirles el paso y recibir la recompensa de poder contemplarlos”.
Daniella Mancilla Provoste