EL ROMPEHIELOS presenta el ciclo Mitologías fueguinas.
Los días domingos y los miércoles publicaremos las apasionantes leyendas del pueblo selk’nam y del pueblo yámana.
Cultura yámana: Taruwalen, el hombre-sol mayor

Entre las primeras familias que vinieron del norte para poblar la tierra yagán, vivía un hombre poderoso y de muy mal carácter, llamado Taruwalen, que estaba siempre dispuesto a causar daño a los demás.
Una vez quemó los inmensos bosques e hizo hervir el agua del mar. Desde ese entonces la cumbre de las montañas es de piedra desnuda.
Después de esta maldad, todos los yámana despreciaron aún más al hombre-sol, y eso lo volvió a enfurecer. También aborrecían a su familia.
Solamente Lem, el hijo del viejo Taruwalen, se mostraba bondadoso; era un hábil cazador que estaba siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Las mujeres, que ese entonces eran las que dirigían a sus maridos, deliberaron y decidieron matar al viejo malvado. Todas se abalanzaron contra él y trataron de estrangularlo. Taruwalen logró zafar y se fue hacia el cielo.
Se convirtió en una estrella de gran brillo pero con el paso del tiempo ha ido perdiendo la mayoría de su poder.
Hoy ya no se lo ve en el firmamento.
Los primeros fueguinos, como hizo siempre toda la humanidad, han narrado el origen de su mundo, han elaborado ideas sobre la vida y la muerte, sobre la moral y las costumbres, han creado historias para contar los poderes de sus dioses y las hazañas de sus héroes, han desarrollado una rica mitología para explicarse a ellos mismos de dónde venían y quiénes eran.
Estas son historias que desde tiempos antiguos han servido para dar apoyo y enriquecer a los hombres y a las mujeres que se enfrentan a la experiencia de estar vivos.
Las leyendas que entretejían los ancianos frente al fuego, hoy llegan recreadas por la sobria pluma de Fede Rodríguez y los mágicos pinceles de Omar Hirsig.
Dejá que las Mitologías fueguinas te atrapen.
Fede Rodríguez
Ilustración: Omar Hirsig
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