EL ROMPEHIELOS presenta el ciclo Mitologías fueguinas.

Los días domingos y los miércoles publicaremos las apasionantes leyendas del pueblo selk’nam y del pueblo yámana.

Cultura Selk´nam: La lucha del carancho y el cormorán

Kwaicin era un poderoso hechicero del sur, reconocido por su descomunal fuerza y su destreza en la lucha. En sus tierras el frío era tan terrible que el agua siempre estaba congelada. A veces, se le llegaba a congelar hasta la médula de sus propios huesos. Este selk´nam era un gran charlatán. Hablaba mucho porque estaba enamorado de su propia voz y le encantaba escucharla. Las cosas que decía siempre le generaban disputas.

Un invierno en que su patria estaba especialmente helada, se dirigió hacia el norte. Cuando llegó a aquellas tierras, tuvo deseos de pelear con alguien. El mejor luchador de la región, Keyaisk, aceptó el desafío. Había una gran diferencia de tamaño. La cabeza de Keyaisk llegaba apenas debajo de los hombros de Kwaicin.

Se acercaron y se trenzaron en batalla. Kwaicin rodeó con sus fuertes brazos la cintura de Keyaisk y lo apretó con tanta fuerza contra su cuerpo que se sintió un violento ruido como el que hace una rama gruesa de lenga al quebrarse. Acababa de romperle la columna vertebral a su adversario. (Desde entonces, los cormoranes tienen esa postura extrañamente tiesa.) Pero Keyaisk no estaba derrotado: con una mano tomó la garganta de Kwaicin y comenzó a estirarla, tanto que toda la sangre se le fue de las venas. Con la otra mano le arrancó decenas de mechones de pelos, hasta dejarle la cabeza pelada y rugosa.

No hubo ganadores en aquella lucha.

Kwaicin, furioso por no haber vencido, tuvo que aguantar las burlas que le llovieron por haber fanfarroneado que podía derrotar a cualquiera luchando. Avergonzado, se cambió el nombre y se hizo llamar Kaj kai (carancho). Este hechicero sigue teniendo un gran poder sobre el tiempo y cada vez que lo desea puede provocar vientos gélidos y densas nevadas.


Los primeros fueguinos, como hizo siempre toda la humanidad, han narrado el origen de su mundo, han elaborado ideas sobre la vida y la muerte, sobre la moral y las costumbres, han creado historias para contar los poderes de sus dioses y las hazañas de sus héroes, han desarrollado una rica mitología para explicarse a ellos mismos de dónde venían y quiénes eran.

Estas son historias que desde tiempos antiguos han servido para dar apoyo y enriquecer a los hombres y a las mujeres que se enfrentan a la experiencia de estar vivos.

Las leyendas que entretejían los ancianos frente al fuego, hoy llegan recreadas por la sobria pluma de Fede Rodríguez y los mágicos pinceles de Omar Hirsig.

Dejá que las Mitologías fueguinas te atrapen.

Fede Rodríguez
Ilustración: Omar Hirsig

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