Estaba tan cansado que no escribí, y me quedé acostado sobre el sofá en el cuarto alternativamente caliente y frío, con las piernas doloridas y sueños repugnantes. Un perro estaba acostado sobre mi cuerpo, con una pata cerca de mi cara; me desperté, pero temí durante un momento cerrar los ojos y volver a verlo.

 

Diarios, 13 de diciembre de 1911 – en LOS SUEÑOS de Franz KAFKA.

 

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