Omar Fernández Arroyo nos cuenta esta fascinante historia que tuvo lugar en el continente blanco, a comienzos de los 70.

Base Ellsworth

Disfrutábamos de un soleado y apacible día de enero de 1971. Con el Rompehielos A.R.A. San Martín, habíamos finalizado la descarga de materiales y víveres en la Base Belgrano; la primera, la que luego fue denominada Belgrano I, la Base Antártica más austral de nuestra Patria.

El autor y el ARA Rompehielos San Martín

El pack de hielo sobre el Mar de Wedell, estaba llamativamente desplazado hacia el norte, hasta el horizonte, dejando ver aguas libres hacia el oeste; creando una oportunidad única para navegar en esa dirección un puñado de millas, hacia la Base Ellsworth.

La Estación Científica Ellsworth, era una gran base, hecha en el hielo de la Barrera Filchner, pero dentro de él.

El techo era la superficie, y la comunicación entre las distintas dependencias era por medio de túneles. Alojamientos, talleres, laboratorios, todo, inmerso en el hielo. Fue construída por Estados Unidos para el Año Geofísico Internacional de 1957. Dos años después, fue cedida a la Argentina.

Ya la primera dotación argentina vivió la experiencia de no poder ser relevada. A fines de 1959, cuando el Rompehielos San Martín se dirigía a reaprovisionar la Estación y relevar su personal, recibió un pedido de auxilio de un buque noruego que estaba atrapado en el hielo, y hacia allá fue. Logró salvarlo, pero ya no pudo llegar a Ellsworth, porque el pack de hielo se había consolidado.

Durante los tres años siguientes, los edificios de la Base sufrieron problemas estructurales, por el desplazamiento del hielo, por no estar construída sobre tierra firme. Sumado a esto, era evidente la dificultad para llegar con los medios que se disponía en aquel entonces.

Era el 30 de diciembre de 1962. El pack de hielo desplazado hacia el norte, aguas libres hacia el oeste, el Rompehielos atracado en la Barrera, frente a la Base Belgrano; una oportunidad que no podía ser desaprovechada: se ordenó a la dotación de Ellsworth evacuar la Base.

Y volvemos a enero de 1971: el San Martín llega frente al lugar donde estaba la Base abandonada. Un helicóptero traslada a un grupo de Ejército para encontrarla. Sólo quedaban a la vista restos de antenas. Identifican el lugar exacto de una entrada, cavan en el hielo, y acceden a un túnel de la Base, algunos metros más abajo.

Abordo, seguíamos con gran expectativa cada minuto de lo que ocurría con estos expedicionarios.

Había finalizado mi guardia en el Puente de Comando, y ¡me preguntan si quería ir a conocer la Base Ellsworth!

En minutos estaba listo, con mi inseparable cámara Voigtlander Bessamatic, esperando en la cubierta de vuelo.

Encontrando la entrada a la base

Apenas el helicóptero nos dejó sobre la superficie helada, descendimos a las entrañas de la Base mediante un cabo y una improvisada escalera. Nos separamos, y cada uno hizo su propio recorrido. Había túneles que habían sufrido tal deformación por la presión del hielo, que de techo a piso había menos de un metro. Con una temperatura máxima de 25° bajo cero, iluminando con una linterna, fui pasando por distintas dependencias, y sumergiéndome en las vivencias de los hombres que años atrás, tuvieron que abandonar ese lugar en el menor tiempo posible.

Formación de hielo en el comedor
El último desayuno
Hielo ocupando las galerías

Y todo quedó allí, como lo muestran las fotos. Un cartel de HAPPY NEW YEAR, cuando daban por hecho que brindarían por Año Nuevo dentro del hielo; una mesa servida, desorden de apresuramientos en una oficina, el hielo adueñándose del lugar, entraron para siempre, en fotos que hablan por sí solas.

Esperando el año nuevo

Poco tiempo después, en una revista de divulgación antártica, leía que el desprendimiento de un témpano en la Barrera Filchner, había llevado a navegar a la Base Ellsworth.

Texto y fotos: Omar Fernández Arroyo

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