Los futboleros del mundo recuerdan bien a la francesa Stephanie Frappart, la primera mujer en arbitrar una final masculina de la Supercopa de Europa. En 2019, ella fue la jueza principal del partido Liverpool-Chelsea, que terminó con una victoria por penales para los primeros.
Dependen de tutores masculinos para casarse, estudiar en ciertos casos, trabajar en puestos gubernamentales o recibir atención de salud reproductiva. No tienen derecho unilateral al divorcio, como los varones
Los futboleros del mundo recuerdan bien a la francesa Stephanie Frappart, la primera mujer en arbitrar una final masculina de la Supercopa de Europa. En 2019, ella fue la jueza principal del partido Liverpool-Chelsea, que terminó con una victoria por penales para los primeros.
Ella y otras 5 mujeres fueron designadas por la Fifa para arbitrar en el Mundial de Fútbol que se realizará en Qatar en noviembre de 2022. Son Salima Mukasanga, de Ruanda; Yoshimi Yamashita, de Japón; Neuza Back; de Brasil, Karen Díaz Medina, de México; y Kathryn Nesbitt, de Estados Unidos.
El hecho -tan inusual que aún provoca sorpresa por la “magnanimidad” de la máxima autoridad del fútbol mundial- contrastará con las historias y las posibilidades de la mayoría de las mujeres que viven en Qatar, un Estado regido por una monarquía absoluta, ocupada por la familia Al Thani desde mediados del siglo XIX.
La contracara de las seis juezas arbitrales es la historia de Noof al Maadeed, una joven tuitera de ese país que huyó antes de la pandemia hacia el Reino Unido. Allí pidió asilo político tras denunciar maltrato de su familia y las restricciones y prohibiciones que sufría por ser mujer.
La joven se convirtió en una militante contra la violencia doméstica y contra la tutela masculina, una práctica común en Qatar.
También utilizaba sus redes para ayudar a quienes se sentían atrapadas por esas leyes misóginas, y hasta daba consejos sobre cómo escapar y solicitar refugio.
En septiembre de 2021 decidió retornar a sus país, al parecer tras recibir garantías del gobierno qatarí. Pero al poco tiempo desapareció de las redes. Reapareció tres meses después, en enero de 2022.
En sus posteos no hizo alusión a qué le pasó, pero el director del Gulf Centre for Human Rights (GCHR), Khalid Ibrahim, le dijo a El País que está convencido de que “estuvo detenida, pero ahora el Gobierno de Qatar quiere usarla para atacar la credibilidad del movimiento de derechos humanos”. “La presión internacional, además de la inminente inauguración de la Copa del Mundo de 2022, ha obligado a las autoridades de Qatar a revelar el paradero de Al Maadeed y proteger sus derechos civiles y humanos”, agregó.
La historia confirma una realidad ya denunciada por organismos internacionales de derechos humanos. El último informe de Human Right Watch (2022) describe en detalle “cómo el concepto discriminatorio de tutela masculina, que está incorporado en las leyes, regulaciones y prácticas de Qatar, niega a las mujeres el derecho a tomar muchas decisiones clave sobre sus vidas”.
Las mujeres en Qatar deben obtener permiso de sus tutores masculinos para casarse, estudiar en el extranjero con becas del gobierno, trabajar en muchos puestos gubernamentales, viajar al extranjero hasta ciertas edades y recibir algunos tipos de atención de salud reproductiva”.
Los tutores suelen ser el padre o un hermano, abuelo o tío o, en caso de estar casadas, su esposo.
HRW asegura que el sistema discriminatorio “también niega a las mujeres la autoridad para actuar como tutoras principales de sus hijos, incluso cuando están divorciadas y tienen la custodia legal”.
Los hombres tienen derecho unilateral al divorcio, mientras que las mujeres deben solicitar el divorcio ante los tribunales por motivos limitados.
En cuestiones de herencia, las hermanas reciben la mitad que sus hermanos varones.
Mujeres entrevistadas por HRW contaron que enfrentaron “intimidación por parte de la seguridad cibernética del gobierno por sus tuits u otras acciones en línea sobre los derechos de las mujeres u otros temas políticos, incluso a través de interrogatorios, se les pidió que firmaran promesas de no hablar sobre estos temas y se les pidió que dieran acceso a los funcionarios a sus cuentas de Twitter o a entregarles sus dispositivos electrónicos”.
El último informe de Amnesty International sobre Qatar dice casi lo mismo.
LENTOS AVANCES
Human Right Watch basa sus informes en un estudio sobre la situación de la mujer en ese país presentado en marzo de 2021, tras el análisis de 27 leyes, regulaciones, políticas, comunicaciones con el Gobierno y 73 entrevistas. Representantes del Gobierno confirmaron muchas de las conclusiones y objetaron otras.
“Las mujeres en Qatar han derribado obstáculos y logrado importantes avances en áreas como la educación; sin embargo, aún tienen que enfrentarse a normas oficiales de tutela masculina que limitan su capacidad de llevar adelante vidas plenas, productivas e independientes”, señal en esa presentación Rothna Begum, investigadora sénior sobre derechos de la mujer de HRW. Y agregaba que “la tutela masculina refuerza el poder y el control que tienen los hombres sobre las vidas y elecciones de las mujeres y puede alentar o propiciar situaciones de violencia, lo que deja a las mujeres con menos opciones viables para escapar del abusos en la familia o por parte de sus esposos”.
Según el último Índice Global de Brecha de Género elaborado por el Foro Económico Mundial en 2020, Qatar ocupa el puesto 135 entre casi 150 países.
Son datos que cobrarán una importancia directamente proporcional al tiempo que reste para que arranque la Copa del Mundo. Es decir: perderán cada vez más trascendencia a medida que nos acerquemos a esa fecha y el fútbol domine la escena.
Igual, vale la pena recordarlos.
Por Edgardo Litvinoff para La Voz del Interior