Ariel Arroyo es un músico patagónico que acaba de lanzar “Hijos del viento”, el primer sencillo de su nuevo disco “Patagón”. El artista santacruceño cuenta cómo es su vínculo con la música, y con su entorno.
Al consultarle sobre cuáles son sus referentes musicales, Ariel Arroyo abre un abanico que incluye a Jorge Drexler, Bob Dylan y Hugo Giménez Agüero. “Vengo del folklore, pero me gusta mucho el rock internacional, el tango y la música clásica“, detalla. Sus letras y su música lo definen como un artista que tiene claro cuáles sus gustos, y también, su tarea: “el concepto de canción implica un desarrollo poético, además de la construcción de melodías. Me gusta indagar en composiciones porque esa es mi actividad: componer canciones”.

Se define, también, como un músico patagónico: su origen es, también, parte de la esencia de las canciones que compone. Proveniente de familia de trabajadores del carbón, este artista oriundo de 28 de Noviembre, sabe que la historia y cultura de la Patagonia se filtra en sus obras: “Esa información está dando vueltas y, de alguna u otra manera, aparece. Es parte de nuestra historia”.
El jueves 25 de agosto, el cantante santacruceño estrenó el videoclip de “Hijos del viento”, adelanto de su próximo disco, llamado “Patagón”. La canción elegida para promocionar el material que saldrá en octubre, también está atravesada por la esencia de su autor. “La música patagónica es un reflejo visceral de nuestra gente, del pueblo patagónico. Algo que nos hace muy particulares es nuestro paisaje, tenemos una cuestión muy vinculada al entorno. Creo que es algo que nos va moldeando”, reflexiona Arroyo.
Según la mirada del cantautor, “la construcción musical de la Patagonia está en un proceso de crecimiento constante. Partiendo de grandes referentes como Giménez Agüero -quien nos ha dejado una obra muy rica en cuanto a contenido y estética- hoy se puede empezar a buscar nuevos colores, sonidos; el folklore tiene necesidad de que aparezcan otras canciones”.
“Es un proceso de construcción que se nutre de muchas músicas del mundo. “Hijos del viento” es un kaani, pero en esa canción hay sonidos de todo el planeta. Entonces, es una música abierta no sólo al público de folklore, sino a una paleta muy grande de gustos. Esa es una búsqueda cotidiana, de todos los días, qué sucede a niveles muy profundos”.
En esa tarea diaria, Ariel asume también variadas responsabilidades que acompañan el crecimiento de sus canciones. “Es una forma de vivir: el proyecto musical se va transformando en el centro de todo. Para mí, el arte y la música están antes que nada; el respeto al acto creativo por sobre todas las cosas. Es muy interesante poder pensar a la música como una herramienta de cambio y de ayuda en los procesos que facilitan, por ejemplo, la comprensión de la historia”.

En el caso de Arroyo, son sus canciones las encargadas de instrumentar ese vínculo con el entorno: “Tengo la suerte de poder componer canciones y creo mucho en ellas. Siento que es una tarea muy digna, que implica poner todo lo que uno es, a partir de un sentimiento que se logra condensar en un determinado momento… Si, de esa manera, encontrás la forma de contar lo que sucede en tu lugar, abrís el juego y podés hablarle al mundo desde donde estás”.
Arroyo dice que cree fervientemente en eso de “pinta tu aldea y serás universal”. Desde su lugar, trabaja duro “para lograr que mi música llegue a distintos puntos del país y que de a poco se vaya abriendo camino. Es tanto el trabajo realizado que ahora nos anima la necesidad de compartir, de poder sentir que las canciones ya están rodando, dando vueltas entre la gente. Eso nos dio energía para sostener toda la tarea previa del lanzamiento. Es mucha adrenalina la que se vive en este momento”.

Además de autor de letras y acordes, Ariel estuvo a cargo de la dirección del video de “Hijos del viento”. Las ganas de soñar y de ir para adelante con lo que uno hace son un factor determinante para seguir. Ahora la idea es sacar dos sencillos más hasta octubre que lanzaremos el disco completo, y ahí sí, salir a tocar, que gire por distintos lugares del país. Seguir trabajando en lo que viene, siempre con la idea de ir por más”.
Compartir su música parece ser una de las premisas de este músico independiente, que logra encontrar -fuera del circuito comercial- “una forma de poder proyectar el arte que uno tiene para entregar”. Arroyo opina que “no hay lugar para todo el mundo en las grandes compañías. Pero, más allá de la industria, el canal comunicacional igualmente se completa porque hay público para todo. Es muy lindo poder trabajarlo desde este lugarcito”.
Lucía Fernández Hadid
