Visitaron el rompehielos, junto con docentes de la carrera dictada en el Instituto Juan XXIII de Bahía Blanca.
El rompehielos ARA “Almirante Irízar” es un ejemplo de aplicación de tecnología de automatización y control en todos sus sistemas en el ámbito naval y logístico. El salto tecnológico del buque se dio con su remodelación, tras el incendio que lo afectó en 2007 y cuyos trabajos de mejora de la nave demandaron una década.
Es así que docentes y alumnos de primero, segundo y tercer año de la Tecnicatura Superior en Automatización y Control que se cursa en el Instituto Juan XXIII Obra Don Bosco de Bahía Blanca se interesaron en estas capacidades del rompehielos de la Armada y realizaron una visita guiada al buque durante su estadía en Puerto Belgrano.
Durante el recorrido técnico, estuvieron guiados por el Teniente de Navío Gastón Cáceres y el Cabo Primero Lucas Ramírez, Jefe de la División Automatización del Departamento Máquinas del “Irízar” y Ayudante del Subcargo Neumática, respectivamente. El recorrido apuntó a que conocieran el rompehielos y profundizaran sus conocimientos acerca del proceso de reacondicionamiento y modernización del que fue objeto durante una década.
Divididos en varios grupos, se les mostró cómo se vive a bordo del buque, se les explicó qué tratamiento se le realiza a los residuos para cumplir con las normas ambientales antárticas, y se expuso cómo la completa automatización permite el monitoreo y operación del buque desde la consola del Cuarto de Control.
“La consola fue lo que más les llamó la atención. Las grandes industrias tienen paneles de control de automatización, pero no tan complejos como los que posee el rompehielos —contó el Cabo Primero Ramírez—. Acá, estaban en su mundo. El futuro es la automatización, y ellos serán acá la primera generación de egresados en el tema.”
La particularidad de la recorrida fue que los alumnos de tercer año fueron compañeros de cursada del Cabo Ramírez, quien comenzó la carrera en 2019, pero debió abandonarla momentáneamente cuando fue destinado al rompehielos, con apostadero en la Ciudad de Buenos Aires.
“Vernir al ‘Irízar’ fue un salto muy grande para mí, porque pasé de estar en primer año viendo todo en la teoría a estar de lleno con los sistemas reales —contó—. Lo más complicado de la automatización es concretarla en la aplicación física. En primer año, los alumnos todavía no salieron de la práctica en simulador, así que los esperamos con módulos, plaquetas y PLCs (Controlador Lógico Programable), por lo que se fueron muy contentos.”
El cargo Automatización (dependiente del Departamento Máquinas, junto con Electricidad, Propulsión y Control Avería) es responsable del manejo y la reparación de los sistemas hidráulicos (como grúas, tapas de bodegas y portas estancas), sistemas neumáticos, aletas estabilizadoras, detección y alarma de incendio, control de los motores eléctricos de propulsión y el sistema de burbujeo que interviene en la fractura del hielo antártico.
Fuente: Gaceta Marinera