Infobae – Son dos escenarios que parecen distintos pero son patas de la misma mesa sobre la que Alberto Fernández construye poder. En parte su vuelta a Córdoba es estrategia de campaña para seducir a los que se resisten a votarlo y a los que descreen de que el peronista no será manejado por el kirchnerismo duro. Su viaje pone el foco principalmente en el día después, en caso de que asuma la presidencia el 10 de diciembre.
El candidato arrancará temprano en La Falda este jueves por la mañana donde hablará ante 800 congresales del gremio de la Sanidad que lidera su amigo Héctor Daer. Entre las 13 y las 15 lo esperan en la mítica Fundación Mediterránea para que presente sus propuestas. La expectativa esta vez excede a si tiene cita o no con Juan Schiaretti, su talón de Aquiles en Córdoba. El gobernador fue invitado al almuerzo aunque aún no confirmó su asistencia y justo esta semana arrancó la campaña con un spot en el que ejemplifica cómo cortar boleta “con cualquier candidato a presidente” y pide pegar ese tramo al tramo de los candidatos a diputados nacionales por su partido, Hacemos por Córdoba. Hasta incluyó en el spot las boletas de Mauricio Macri y Roberto Lavagna además de la de Fernández. En la pelea local, además de los candidatos propios que lidera la camporista Gabriela Estévez, el presidenciable retrucó con una foto junto a Natalia de la Sota en Mendoza. La nombró, reivindicó a su padre José Manuel de la Sota y la elevó de jerarquía al sentarla entre gobernadores electos y candidatos.
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