Desde que el 26 de agosto del año pasado se anunció el regreso del sistema de envío de paquetes postales conocido como Puerta a Puerta, casi dos millones de argentinos ya usaron este servicio para realizar compras en el exterior. Lo hicieron tratando de aprovechar el combo de alta inflación, dólar atrasado y las diferencias de precios y una supuesta agilidad en los trámites que no es tal si se tiene en cuenta que en este primer año de operaciones se concretaron 1.260.000.
Es decir, cerca de 700.000 operaciones quedaron en el camino con esta metodología que había sido dejada de lado por el gobierno kirchnerista y reflotada por la actual gestión de Cambiemos. Las razones se deben buscar en la lentitud de los trámites, la burocracia para retirar los productos y las dificultades para llenar los formularios. Esto genera que el 30% de las compras terminen regresando a su país de origen y casi la mitad de las operaciones no se concreten.
También hay que tener en cuenta que el régimen limita las compras libres desde el exterior, al establecer a cada contribuyente una franquicia anual de u$s25 y el pago del 50% del impuesto sobre el excedente de ese monto en sus compras, salvo para libros y otros “productos culturales” que quedaron exentos de esas tasas. De hecho, los datos difundidos por el Correo Argentino en los últimos días lo demuestran.
Del total de los 1, 9 millones de operaciones concretadas en estos 12 meses, casi 640.000 se devolvieron a origen. Es decir, no fueron o no pudieron ser retirados por sus compradores o tampoco les llegó el paquete a sus domicilios. Según fuentes oficiales, la mayor responsabilidad por estas compras frustradas recaen en la Aduana y en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), más que en el Correo Argentino.
Ocurre que la empresa postal oficial solamente ofrece la logística de transporte de los productos desde que llegan al puerto o a las terminales aéreas a los hogares de los compradores. Mientras que las medidas, normas, reglamentaciones y trámites son potestad del organismo fiscal que a su vez controla las actividades de la Dirección General de Aduanas. La mayor parte de las devoluciones se deben a trámites incompletos o incorrectos o a la extensión de los plazos previstos para el retiro de los productos.
Estos casos, el Correo Argentino debe devolver la mercadería con la carga económica que este proceso representa y sin haber podido cobrar los $120 estipulados como costo de envío a los domicilios. Desde la Aduana se defienden asegurando que quienes no logran concretar la operación no entienden los trámites. Esta afirmación es parcialmente correcta aunque no siempre es responsabilidad de los compradores.
Los formularios, los procesos y los costos para acceder a tramitar una compra Puerta a Puerta no son claros, ni se explican de manera didáctica. Esto hace además que del total de los envíos recibidos, 510.000 corresponden al sistema de retiro presencial en la sede del Correo del barrio porteño de Retiro sea por involucrar operaciones por más de dos kilos o u$s 200. Y no porque los clientes hayan optado por esa forma de hacerse con sus compras sino por disposición de la AFIP a pesar de que la operación se haya iniciado como envío a domicilio. Los datos del Correo aseguran que se pidió cambio de circuito para 321.000 productos.