La opinión de Any Berbel, para describir lo que es Río Grande.
Y te preguntan de dónde sos, de dónde viniste … Y les respondes con orgullo, de Río Grande. Soy fueguino, como la mata negra y hasta los huesos porque quiero que se vuelvan tierra para quedarme eternamente en esta ancha estepa junto al mar. Soy de la tierra más linda del mundo al norte de una isla grande en el sur austral porque la elijo cada día, mi lugar en el mundo.
Lo Soy de donde se vuelve siempre, esta es la querencia. Donde han quedado miles de huellas milenarias y centenarias y de quienes siguen llegando en búsqueda de su lugar en el mundo. Soy aquí en esa tierra de los que se fueron ayer, demasiado antes y no llegaron a hoy a celebrar un Hito en nuestra historia. Tan antes que el pueblo se quedó sin sus imprescindibles locos y poetas. Se nos fueron como un mal presagio de duros tiempos. Pero acá estamos, deshilachados los remos pero corajudos contra viento y mareas. De dónde es uno sino donde es posible echar raíces y perdurar en retoños. De donde se plantan árboles que cuesta arraigar.

Los fueguinos madrugamos al invierno un día y nos encontramos siendo como aquellos milenarios, conviviendo mansa y armoniosamente con el viento, la nieve y la escarcha…siendo nomas, del paisaje. Y de pura tozudez aprendimos la paciencia de esperar esos veranitos cortos que nos llenan de encanto cuando Río Grande vuelve a ser el pueblo chico que nos recuerda la más linda infancia y juventud de días largos, sol largamente esperado, vuelta del perro a Caleta La Misión, Cabo Domingo o la plaza arbolada que tanto le costó a la primera comisión de fomento. Fulbito en la pampa que se volvió avenida un dia, picnic en el bosque de La Herminita, al que un día ya no pudimos volver. Trineo y patín en las lagunas y felicidad de conocernos todos.
Familia. Fuego encendido con la pava siempre a punto. Charlas largas llenas de relatos y risas de tanta anécdota. Tristezas colectivas que nos quebraron como aquel 78 y la Guerra del 82 con ese invierno que nos pareció interminable.
De dónde es uno si no del hogar donde el calor te abraza. Siempre pegados al fuego como buenos fueguinos. Enamorados de esta tierra amplia y espléndida, de sus atardeceres y amaneceres únicos. Del cielo más limpio y estrellado donde vuelan esos maravillosos pájaros que viajan miles de kilómetros para volver siempre, a esta playa de nuestra vida. Cómo no celebrar el pueblo donde está tu cuna y tu tumba. Crecí viéndote crecer pueblo ganadero, que algún día también fuiste pirquinero, con tus viejos palenques y tus cerquitos de palo en esas calles anchas barridas por el viento. Crucé el colgante por donde pasó la historia y vi el ocaso en CAP de tu primera industria. Yo que tuve la fortuna de conocer a nuestra gente de antiguos tiempos forjados a hacha cuña y golpe, los honro, porque vi como levantaron sus sueños de chapa y madera, ganándole al río el arraigo. Arreando sin prisa grandes piños de esperanza. Empeñando la palabra en el trato como toda garantia. Trabajadores sin descanso. Corajuda mi antigua gente tirando junta como bueyes ese carro del progreso que no se detiene. Me enseñaron la grandeza en la simpleza como esos cantos místicos de la Lola, hombreando ilusiones con la caponada y los fardos. Gente curtida de pura fe en el surgir de los pozos donde la tierra madre de este norte, aun nos prodiga su riqueza. Gente de los dorados tiempos fabriles que llegaron al amanecer del Río Grande ciudad.
Soy largas horas de memorias heredadas como legado y gran fortuna, aprendiz todos los días de nuestro pueblo, de sus penas y sus glorias. De nuestros aciertos y errores. Soy de mis antiguos, sus fracasos y logros que hago míos, porque me atraviesan, me interpelan, me duelen y me alegran. Soy todos ellos miles de tantos mundos en mi identidad que unió esos mundos en un solo gentilicio: fueguinos. Te celebro Río nuestro que fluyes como la vida, simplemente soy a tu lado hoy y eternamente. Abrazo de viento riograndenses.
Any Berbel