“Bitácora de Viaje” es una serie de artículos que cuentan en primera persona las crónicas de navegación del proyecto CAOBA – RUMBO SUR que une Buenos Aires y Ushuaia. Se trata de un proyecto que articula navegación, ecología, socialización y educación, en una experiencia integral a vela.

Sigfrido Nielsen @caobarumbosur @sigfridonielsen

10 al 12/12/2020

Partimos de Puerto Madryn el jueves 10 de diciembre a las 2 AM. Nos preocupaba la corta ventana de tiempo con meteorología favorable que teníamos para recorrer las 100 millas náuticas hasta Caleta Janssen, el destino reparado más cercano en nuestra derrota hacia Ushuaia. Así, zarpamos aprovechando que el viento del Este, que nos venía de frente para recorrer toda la extensión del Golfo Nuevo, hubiera bajado de intensidad.

Durante el tiempo en puerto, el grupo de mantenimiento del Caoba, los ingenieros Virginia y Bernardo, probaron una vez más su valía y resolvieron en tiempo récord el inodoro con su motor-bomba trabado. Antes habían resuelto el hidráulico del piloto automático averiado cuando estábamos arribando a Madryn desde Mar del Plata.

Dejamos atrás una ciudad que nos acogió con generosa hospitalidad. Para atesorar es la gente del Club Náutico Atlántico Sur (CNAS) que se portó de maravillas con nosotros, siempre listos a darnos una mano, a ofrecer consejos y todo lo que pudiéramos necesitar. La anécdota de la última tarde, el miércoles, antes de partir lo resume. Salíamos con Paula del Club a las apuradas, llevando un par de bidones para cargar gasoil a último momento. Matías se quedaría esperándonos, fuera de hora, para llevarnos con el gomón y el tractor de vuelta hasta el barco. Mientras caminamos con paso rápido, se para una camioneta a nuestro lado y pregunta “¿Son del Caoba?”. Ante nuestra respuesta afirmativa, dice “¿a dónde van?, ¿puedo ayudar?”. Acto seguido nos invita a subir y nos lleva hasta la estación de servicio a cargar los bidones, y no sólo nos esperó mientras hacíamos eso, sino que también nos hizo el aguante mientras me realizaban una entrevista para el canal de TV CN23 (era la quinta entrevista del día).

Pasamos Punta Ninfas con las primeras horas del alba. En el sur, en verano amanece muy temprano y oscurece muy tarde con lo cual el día es muy extenso.

El viento franco del NO nos llevó a buen ritmo y llegamos a Caleta Janssen al atardecer, con un viento que rápidamente había rotado hacia el SO con intensidades de 30 a 40 nudos. Era el pronóstico esperado y llegábamos justo a tiempo al reparo del frente que sopló con diferentes intensidades hasta la tarde del día siguiente.

Estábamos al lado de Punta Tombo y nuestra flamante tripulante, integrada a partir de Madryn, Silvana, bióloga marina, nos explicaba la fauna del lugar: Pingüinos, Macás, Gaviotines, Petreles.

A media tarde del viernes 11 dejamos la caleta para emprender la derrota hasta la caleta de puerto Santa Elena, distante a 35 millas. El pronóstico era viento del NO, pero vinieron sorpresas: el NO fue un O con intensidades de 30 a 40 nudos, nublado y con lluvias intermitentes. La elección de la tercera mano de rizos en la mayor y la trinquetilla como velas establecidas al salir probó ser la adecuada y el Caoba se deslizaba con promedios de 7 a 8 nudos al destino, la chubasquera del cockpit nos resguardaba del viento, lluvia y rociones y nos permitía ir charlando, cómodos y calentitos, mirando desde una posición privilegiada el mar pleno de escarceos, corderitos y ráfagas. En este tramo los cabos de Lobería, Raso y Atrevida con sus restingas y rocas semisumergidas daban un marco espectacular al paisaje. Llegando a cabo San José el cielo se despejó y el sol del poniente, de tonos amarillos y ocres rodeado de nubes, enmarcado en los cerritos del cabo y con el mar rizado de los escarceos dieron lugar a un registro de fotos espectaculares.

Entramos a la cala de Santa Elena ya de noche con rachas de más de 30 nudos de frente. La maniobra de fondeo salió impecable, la coordinación y conocimiento del barco por parte de la tripulación a estas alturas ya era excelente. Fondeados en 7 metros de agua en plena bajamar teníamos la tranquilidad de que la diferencia de altura de mareas no sería un problema. El ancla Bruce de 30 Kg prendió inmediatamente al fondo y no garreó en toda la estadía a pesar de los fuertes vientos de 30 y más nudos que tuvimos toda la noche. La Patagonia, con sus 40 bramadores, sus paisajes únicos y su fuerte clima nos daba la bienvenida.

Amanecimos el sábado 12 con vientos rotados al Sur y algo más calmados. Ya acostumbrados a los vientos patagónicos, los 25 nudos nos parecían vientos suaves.

La mañana transcurrió con charlas, lecturas ávidas de algunos libros de la biblioteca del barco, esperando la ventana de tiempo para nuestro siguiente destino, Puerto Camarones, distante 25 millas donde esperamos hacer agua, algunas provisiones, comunicarnos con nuestros seres queridos e informar al grupo las novedades.

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