Aunque el turismo sigue prohibido a nivel país, el alojamiento calafatense quedó habilitado para reiniciar sus actividades. Hay incertidumbre en el sector.
Desde ayer El Calafate tiene permiso para habilitar su hotelería. La medida se encuadra en una nueva modalidad que comprende la habilitación para la mayor parte de la actividad comercial.
A pedido del municipio, el gobierno provincial de Santa Cruz autorizó a que la ciudad habilite casi la totalidad de la actividad comercial y que salga de aspectos como la circulación de personas de acuerdo a su DNI.
Esta localidad santacruceña atraviesa un segundo brote de coronavirus, el que comenzó el 31 de julio con contagios locales.
A este martes, El Calafate tiene 11 casos activos de Covid-19, de casi 140 que acumuló en los 26 días del segundo brote.
El control del contagio por conglomerados, y el pedido del gobierno local al de la provincia, hicieron que el Jefe de Gabinete Leonardo Álvarez firmara una resolución que flexibilizara la cuarentena calafateña, incluyendo nuevas actividades.
Jardines maternales, canchas de fútbol 5, locales nocturnos, y aquellos locales que no pueden asegurar el distanciamiento social seguirán cerrados.
El sector de la hotelería quedó habilitado para abrir sus puertas, aunque la actividad del turismo permanece aún prohibida a nivel país y en Santa Cruz.
“Los responsables de los alojamientos retiran el protocolo y pueden volver a la actividad”, señaló a EL ROMPEHIELOS el director de comercio del municipio Luis Gómez.
Protocolo
Entre otros puntos indica que el visitante debe firmar una declaración jurada con información personal y detallando que no tiene síntomas de la infección.
Son varias las obligaciones, como ser que cada establecimiento debe asignar una persona que oficiará de responsable para la realización de capacitaciones internas sobre el COVID 19.
Los alojamientos no deben permitir el ingreso de personas con temperatura mayor o igual a 37,5°C o síntomas sospechosos.
Tienen que realizar un plan interno de manejo en caso de sospecha para comunicar al personal interno sobre las medidas que se adoptaran y el contacto con el personal sanitario.
El personal debe utilizar cubre bocas o barbijo, mientras que el uso de las máscaras será según la disponibilidad.
El protocolo también establece los criterios de seguridad e higiene para el personal, y recomienda la vacunación de todo el personal sobre neumococo y gripe (influenza).
En la entrada principal, cada alojamiento dispondrá de alcohol en gel o solución sanitizante a base de alcohol y cartelería indicando la obligatoriedad de colocación para ingreso y egreso. También tendrán que tener paño o alfombra empapada en solución de cloro al 0.2 % en entrada y salida del establecimiento.
Para quienes cuentan con ascensores, su utilización debe limitarse a familias o mismo grupo de viaje, para evitar que los visitantes tomen contacto con desconocidos.
Además, se estipula que se evite la entrega de folletos en papel, optándose por modos digitales.
Para el caso que un pasajero llegue sin tapabocas, el alojamiento deberá preverle de uno.
El protocolo aprobado por los ministerios de Salud y de la Producción de Santa Cruz igual señala que “en una primera etapa, se debe evitar el servicio de Bell Boy (Botones) y valet parking, los que sólo pueden ofrecerse cuando el huésped esté imposibilitado de hacerlo por sí mismo.“
En el caso de los hoteles, el personal debe firmar una declaración jurada a diario, en la que consta que no cuenta con síntomas.
Las habitaciones que estarán disponibles serán solamente las singles o dobles, y tendrán limpieza a pedido del huésped.
El protocolo que comenzó a ser distribuido entre los alojamientos calafatenses también cuenta con un modelo de limpieza de las habitaciones.
Para casos como el desayuno y de comidas, se recomienda que sea mediante un servicio a la habitación, y cuando no sea así, se hará en la mesa, quedando prohibida la modalidad tipo buffet.
Otro cambio se refiere a que la vajilla se colocará en la mesa cuando arribe el huésped y no se colocará servicio de mesa, se servirá lo solicitado y se entregará endulzantes en sobres individuales en las cantidades justas para cada uno para evitar la reutilización de los no utilizados.
El sector
El Calafate tiene 189 habilitaciones de alojamiento, en sus diferentes formas.
La capacidad supera las 8 mil camas, las que cae a la mitad en invierno.
En esta cuarentena no más de cuatro hoteles chicos están abiertos en El Calafate, dedicados al alojamiento de viajantes que llegan por razones excepcionales, y que deben cumplir aislamiento. Algunos de ellos también albergan a trabajadores de las obras de las represas, cuya empresa aísla a empleados antes de su vuelta de los francos.
La decisión gubernamental de autorizar la actividad llega en momentos de incertidumbre. A la falta de turistas se le suma que las empresas deben comenzar a cumplir con la convocatoria a sus empleados, de acuerdo a contratos.
Septiembre y octubre son los meses en los que se realizan las convocatorias a empleados que desean continuar con sus funciones.
La dependencia del transporte aéreo y con un 60 porciento de mercado extranjero, el sector vive incertidumbre por lo que varias empresas dudan sobre la conveniencia de abrir sus puertas.
Sergio Villegas