Científicos hallan cientos de piezas de plástico por litro de agua en un muestreo realizado en la Antártida. Se trata de lugares remotos alejados de cualquier asentamiento humano, lo que demuestra el alcance del impacto de la contaminación por residuos plásticos en los mares.

Los microplásticos están en todo el planeta. Cerca de ciudades y pueblos, y en playas atiborradas de vacacionistas. Pero también se encuentran en los picos de las montañas, en aislados glaciares y en las heladas aguas del continente blanco. Ya en el año 2018 una investigación publicada por Greenpeace reveló la presencia de microplásticos y químicos contaminantes en la Antártida. El análisis de una variedad de muestras del mar y nieve evidenció que los microplásticos están muy extendidos en el área investigada. Según el estudio los residuos provienen principalmente de ropa y redes de pesca y contienen químicos nocivos que persisten durante años en el ambiente. Además de los micro fragmentos de plástico, Greenpeace encontró entre el hielo antártico deshechos plásticos relacionados a la actividad pesquera, como boyas, redes y lonas.

Ahora un nuevo muestreo realizado por científicos a bordo de la embarcación James Clark Ross, del British Antartic Survey, ha revelado la presencia de cientos de piezas plásticas por cada litro de agua del mar antártico. Las muestras fueron tomadas de diferentes profundidades y todas contienen residuos plásticos. “Hay mucho más plástico del que esperaba ver” dijo Tristyn Garza de la Universidad de West Florida (EEUU) y agregó que “es muy triste, porque los lugares que estamos viendo son vírgenes e intactos”. Según Julian Blumenroeder, de la Universidad de Heidelberg (Alemania), “el problema con los microplásticos es que no están solo donde vive mucha gente. Se distribuye en las corrientes oceánicas globales. Están en lugares remotos y vírgenes”.

El problema con la contaminación de residuos plásticos es cada día más alarmante y constantemente se realizan estudios que revelan la gravedad del tema. En 2019 un grupo de investigadores detectó, por primera vez, restos de microplásticos en la cadena alimentaria de los pingüinos que habitan en la Antártida. El reveló que al menos en el 20% de las muestras de heces de pingüinos analizadas había restos de microplásticos, con partículas de menos de 5 milímetros de volumen. Los residuos plásticos pueden afectar de diferentes maneras a las especies que habitan las regiones afectadas. Su descomposición libera toxinas que pueden enfermar a los animales que las ingieren y las piezas mas grandes pueden provocar la muerte por asfixia. La situación se vuelve aún más alarmante debido a que los microplásticos no solo fueron detectados en animales alrededor del mundo, sino también en estudios realizados en humanos que evidenciaron la presencia de plásticos en los alimentos que ingerimos y el agua que bebemos.

Lejos de llegar a la solución, los humanos estamos produciendo (y desechando) cada vez más plásticos en el ambiente y a pesar de los esfuerzos de miles de personas en todo el mundo por revertir la situación, las cifras son alarmantes. Solo en el año 2019 se consumieron alrededor de 480.000 millones de botellas de plástico en todo el mundo, de las cuales una cantidad importante terminó en el ambiente para dispersarse hacia los rincones más remotos, como las profundas aguas del la Antártida.

Abel Sberna

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