Hoy 1ero de julio, hace 123 años murió por sus propias manos Leandro N. Alem, abogado, político y estadista, fundador de la Unión Cívica Radical. Así se despedía:
“He terminado mi carrera, he concluido mi misión; para vivir estéril, inútil y deprimido es preferible morir. Sí, que se rompa pero que no se doble… Entrego decorosa y dignamente lo que me queda, mi última sangre, el resto de mi vida… Entrego, pues, mi labor y mi memoria al juicio del pueblo, por cuya noble causa he luchado constantemente.”
Ese día, salió de su casa y ordenó al cochero que lo condujese al Club del Progreso. En el trayecto se disparó un tiro en la sien. Al llegar a destino, el presidente Roque Saenz Peña revisó los bolsillos del suicida y encontró un papel en el cual estaba escrito:
“¡Perdóneme el mal rato!… ¡Perdóneme, pero he querido que mi cadáver caiga en manos amigas y no en manos extrañas!”