Leonor María Piñero (Azul, 1923 – Río Grande, 2010). Escritora, dibujante y periodista. Fue fundadora del periódico La ciudad nueva, publicado de manera quincenalmente durante más de 25 años. (Cuentan que lo escribía en el mostrador del quiosco que tenía, situado en frente de la guardia del hospital; los clientes muchas veces le proporcionaban información sobre lo que pasaba en el Río Grande de antaño.) También durante varias décadas tuvo al aire su programa Cono de tinta sur en LRA 24 Radio Nacional, destinado a la actividad literaria de la provincia y del país. Fue la primera corresponsal en la zona de algunos medios de prensa nacionales.

Entre los libros que escribió se encuentran: Retorno al amor y otros cuentos (1951), La estatua viviente (1957), Mis palabras (1969), Pasitos en la nieve (1976), Eluned Morgan, exponente de la mujer galesa (1981) y Cuentos para mi niño (1994). Organizó las dos primeras Ferias Territoriales del libro y la primera Feria Provincial del libro de Tierra del Fuego. En el 2001, después de más de 50 años de labor artística, la legislatura de Tierra del Fuego reconoció de interés provincial su trayectoria literaria y periodística. También fue nombrada ciudadana ilustre de Río Grande. En el 2010, a los 86 años, falleció en Río Grande. En el barrio Chacra IV una biblioteca lleva su nombre. En una entrevista hecha en el año 2000, recordó con emoción unas palabras que le dijo en cierta ocasión el Padre José Zink: “Leonor, usted de acá no se puede ir, porque usted es Tierra del Fuego”.

Algunas poesías de Leonor María Piñero:

Esta pena

Esta pena que conmigo nació
la acuno, en mis brazos la llevo
día a día, noche a noche
una caricia mis manos le dan,
un beso mis labios le ofrecen
tan cariñosamente,
que esta pena de mí no se va.

Pena, pena que encierra mi alma
y mi ser vigila como un carcelero;
pena constante que en mi corazón está,
cuando de mí se aleje
definitivamente
¿quién la cuidará?


Timáukel

Cuanto existe o se mueve en la tierra o en el mar,
Cuantas estrellas refulgen en el firmamento,
Cuantas cosas se hallan a nuestro paso,
Otrora han sido personas.

Su principio creador estuvo en manos de Timáukel,
Ser Supremo,
Origen del mundo.
Por respeto
apenas nombrado por los selk´nam
De Karukinká, sus hijos.

El lago era un varón.
La montaña una mujer.

Timáukel, Ser Supremo,
Fue el primer hombre,
El más joven Jon,
Autor del Universo.

(Ambos poemas del libro Mis palabras)

 

 

 

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