El movimiento iniciado por Greta Thunberg, la activista sueca de 16 años, convocó a miles de jóvenes en todo el mundo a manifestarse por el cambio climático. En Ushuaia la acción también tuvo su eco y un grupo de jóvenes fueguinos hizo escuchar su voz por las calles de la ciudad.
Todo comenzó con Greta Thunberg, una joven activista sueca de 16 que se ha convertido en una referente internacional en la lucha contra el cambio climático a partir del momento en que decidió faltar a la escuela para manifestarse diariamente frente al congreso de su país con un cartel que decía Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima). Este fue el inicio de un movimiento global de jóvenes que desde diciembre de 2018 ha movilizado a más de 20 000 estudiantes que realizaron manifestaciones en más de 270 ciudades en varios países del mundo.
En el contexto de las próximas elecciones en Europa, el movimiento “Viernes por el Futuro” surgido de la iniciativa de Greta, convocó a los jóvenes del mundo a realizar el pasado viernes 24 una movilización mundial reclamando a los líderes que tomen cartas en el asunto con respecto al futuro de nuestro planeta. La joven sueca ha inspirado a miles de niños y adolescentes alrededor del mundo a tomar acciones concretas para luchar contra el cambio climático, el cual perciben (sin equivocarse) como la mayor amenaza para la Tierra y su futuro.
El viernes, las calles de decenas de ciudades alrededor del mundo se poblaron de niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultos con consignas como “no hay planeta B” y “el futuro está en nuestras manos”. En Ushuaia, bajo el lema Fueguinos por el Clima, un grupo de jóvenes convocó a una marcha por el centro de la capital provincial para reclamar por el clima, ocasión que fue aprovechada para incluir temas como la protección de Península Mitre, el rechazo a las salmoneras y la necesidad de resguardar la costa del Canal Beagle de proyectos que atentan contras sus bosques y turberas.
Mientras que en otras ciudades del mundo las concentraciones han sido muy numerosas, sorprende que en una ciudad como Ushuaia, cuyo estilo de vida se encuentra íntimamente relacionado con el ambiente natural, solo un puñado compuesto de no más de 20 personas se hayan animado a expresar su preocupación por la realidad que el mundo atraviesa actualmente y de la cual no estamos al margen. Resulta llamativo que a pocos días de una concentración de más de 600 personas en el salón de un hotel para decir “No a las Salmoneras”, solo un puñado de chicos y chicas alzaron la voz por el cambio climático en las calles.
El impacto del calentamiento global es evidente en nuestra región donde los inviernos cada vez son menos crudos, los glaciares retroceden drásticamente y las temperaturas en verano rompen récords históricos. Mientras la ciudad crece a pasos agigantados y en su planificación queda totalmente de lado las consideraciones ambientales, con un sistema de manejo de residuos obsoleto y colapsado, con el avance indiscriminado sobre ecosistemas frágiles y únicos, la sociedad falla en comprender el grave peligro que se cierne sobre nuestro estilo de vida y el futuro próximo que le aguarda a la siguiente generación.
¿Por qué las salmoneras preocupan tanto como para llenar un auditorio mientras que el cambio climático solo moviliza a unos poco jóvenes? La indiferencia demostrada por la ciudadanía de Ushuaia resulta preocupante en vista de la urgencia y la necesidad de afrontar los problemas ambientales que hoy nos afectan, y en ese contexto la voluntad de acción de este puñado de jóvenes que, megáfono y afiches en mano, se expresaron en la calle a pesar de la fría jornada del viernes, cobra una vital importancia.
En esta tímida convocatoria recae toda la responsabilidad de abrir los ojos de una sociedad que no cuenta con la información para poder comprender la necesidad de entrar en acción. La manifestación de este puñado de jóvenes compensó el reducido número de personas, con una energía contagiosa y vigorizante que brinda la esperanza de que no todo está perdido y que su accionar tiene el potencial de ser la semilla que despierte a nuestra sociedad, así como la huelga de la joven Greta se convirtió en un movimiento que empuja a las calles a miles de jóvenes de todo el planeta.
“Nuestros padres discuten el final de Game of Thrones, mientras el planeta se quema. Es hora de que los adultos también actúen contra el cambio climático”, apuntó Greta, en una carta publicada junto a otros líderes del movimiento de niños y adolescentes en el marco de la manifestación global. Si Greta nos viera pensaría que estamos más enojados por el final de la épica de Westeros que por la inminente desaparición de nuestros glaciares. Ojalá que en la próxima convocatoria demostremos lo contrario.
Abel Sberna