RíO DE JANEIRO. – Poco importa todo el abundante “maquillaje” de efectos especiales con el que digitalmente se lo disfrace para componer sus personajes mediante la técnica de captura de movimiento. Con sus profundos ojos grises, ductilidad de gestos y una variada gama de voces, Andy Serkis, el hombre de las mil caras, es capaz de dotar de humanidad a cualquier tipo de criatura fantástica.
Fue el memorable Gollum en la trilogía El señor de los anillos y luego en El Hobbit: Un viaje inesperado; de nuevo bajo las órdenes de Peter Jackson, recreó al gigantesco King Kong y más tarde le dio vida al Capitán Haddock en Las aventuras de Tintin; aterrorizó como el Líder Supremo Snoke en los más recientes episodios de La Guerra de las Galaxias y encarnó al villano Ulysses Klaue en Avengers: Era de Ultrón.
Y ahora vuelve a ponerse en la piel de Caesar, el líder de los monos en la tercera entrega de la saga de El planeta de los simios, que se estrena hoy. Cautivante, cordial y apasionado por su trabajo, este británico de 53 años, se sorprende cuando comparamos el mensaje antibélico de El planeta de los simios: La guerra con el que tenía uno de los primeros éxitos de su carrera artística, una obra que hizo al terminar sus estudios de actuación y diseño de escenografía en la Universidad de Lancaster.
Era una adaptación que él mismo concibió a partir de la novela gráfica El general extranjero de hojalata y la vieja dama de hierro, de Raymond Briggs; Serkis, mediante monstruosas marionetas metálicas, representó a la británica Margaret Thatcher y a Galtieri durante la Guerra de las Malvinas. “Así es, ¡absolutamente! Fue un unipersonal que creé con títeres basados. Me asombra que lo conozcas”, señala durante la entrevista para promocionar su última película que tiene lugar en el exclusivo hotel Emiliano de Río de Janeiro.