En una reunión plenaria de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), llevada adelante la semana pasada en la ciudad brasileña de Florianópolis, la propuesta de Brasil de crear un santuario para los cetáceos en el Atlántico Sur ha sido rechazada, pese a que la iniciativa obtuvo apoyo mayoritario de los asistentes.
Los océanos del mundo y su biodiversidad se encuentran cada día más amenazados por la contaminación y la sobreexplotación de sus recursos. Mientras tanto quienes lideran las políticas internacionales continúan respondiendo a intereses económicos por encima de la necesidad de proteger los ecosistemas marinos y la vida que en ellos se desarrolla. En lo inmediato no parece haber buenas noticias para los mares del sur. En nuestro país la creación de las nuevas áreas naturales protegidas continúa estacada. En Chile, la industria de la salmonicultura crece con graves consecuencias para los ambientes. Y mientras la caza indiscriminada de ballenas por parte de países como Japón continua dándose, inclusive en mares protegidos, la CBI (organismo mundial encargado de cuidar a las poblaciones mundiales de ballenas) vuelve a reafirmar, con una nueva negativa a la creación de un santuario para ballenas, la postura que sostiene desde el año 2001, año desde el cual la propuesta del santuario se rechaza una y otra vez, aunque cada vez va ganando más respaldo. Creada en 1946, la Comisión Ballenera Internacional se reúne cada dos años para adoptar medidas de protección de estos animales tanto a nivel regional como global.
“Hace prácticamente dos décadas que presentamos la propuesta y seguiremos insistiendo, porque consideramos que es importante para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU“, aseguró el director de Conservación y Gestión de Especies del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, Ugo Vercillo.
La iniciativa brasileña busca la creación de un santuario en el Atlántico Sur para diferentes especies amenazadas de extinción, con lo que la caza estaría prohibida en la región incluso si la CBI decidiera flexibilizar el veto a la pesca comercial con el que se comprometió hace 30 años. En la votación realizada en la plenaria del martes, la propuesta brasileña tuvo el respaldo de 39 miembros de la organización que regula internacionalmente el tratamiento a las ballenas, con lo que logró el 58,2% de los apoyos. Pero necesitaba el acuerdo, al menos, de las tres cuartas partes.
“Estamos convencidos que el santuario que proponemos constituye una herramienta efectiva para mantener o aumentar las poblaciones balleneras actuales y mitigar las amenazas identificadas y otras potenciales. En conjunto con el santuario del océano Austral promoverá la conservación a largo plazo de grandes ballenas al sur del ecuador, estimulará la investigación no letal y no extractiva coordinada en la región, especialmente en los países en desarrollo y mediante la cooperación internacional”, indicó la representante de la Argentina que participó de la reunión.
El santuario, que cuenta con el apoyo de países como Sudáfrica, Argentina, Uruguay y Gabón, y por varias ONG, como Greenpeace y WWF, pretende proteger 20 millones de metros cuadrados en el Atlántico Sur y propone la creación de organismos de cooperación y de investigación sobre ballenas entre los países de África y Sudamérica con costas en el Atlántico Sur.
El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Edson Duarte, se manifestó decepcionado pero dijo que continuará trabajando para obtener apoyo mundial en el futuro. “Como ministro del medio ambiente de un país con 20% de la biodiversidad mundial en sus bosques, nos sentimos altamente responsables de la administración de nuestra riqueza, para todo el mundo, y esto también va para los cetáceos“, dijo Duarte entre aplausos de delegados. La próxima reunión de la CBI, en la cual la propuesta será presentada nuevamente, está prevista para realizarse dentro de dos años.
Abel Sberna