Miércoles 10 de enero de 1979

En la oficina del Padre Zink sonaba la radio a todo volumen. El relator narraba la final del Campeonato Nacional Argentino de Fútbol: River Plate vs. Club Atlético Independiente.

Con el segundo gol de los diablos de Avellaneda el estadio explotó. El árbitro marcó el final del encuentro y el Rey de Copas se consagró campeón. Los rojos fueron los dueños absolutos del partido y Ricardo Enrique Bochini, inspirado desde el primer minuto, la estrella máxima del campo de juego.

Ya en el vestuario ¨El Bocha¨ no disimulaba su alegría: “Me contagia el clima, la gente, los fuegos, las banderas rojas y los demás rituales del fútbol. Encaro estos partidos sin ponerme nervioso por la responsabilidad de ganar, sé que hay fuerzas superiores que nos protegen. Siempre voy a estar orgulloso del contrato que firmé con sangre para estar en Independiente“.

Unas risitas perversas retumbaron en la capilla de la Misión Salesiana. El padre se acercó furioso y encontró a un demonio barrabrava que quemaba con un cigarro una camiseta de los millonarios mientras bebía vino de misa mezclado con jugo tang en un tetrabrik cortado al medio, alentando a viva voz a Independiente desde un banco para rezar como si fuera un para-avalanchas.

Hay cosas con las que no se jode.

 

 

Ilustración: Chelo Candia.

Texto: Fede Rodríguez

 

Fragmento del libro Zink City – Próxima edición

 

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