El año 2017 marco un nuevo record en la cantidad de gases de efecto invernadero que liberamos en la atmosfera. Así lo asegura un informe difundido recientemente, el cual informa que China y Estados Unidos lideran el ranking de países emisores.
A pesar de los acuerdos que se firman cada año, de las medidas que anuncian los Gobiernos del mundo y de las innumerables campañas impulsadas por ONGs, la emisión de gases de efecto invernadero continúa incrementándose. Según un informe publicado recientemente, elaborado por la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y la Sociedad Estadounidense de Meteorología, el año 2017 ha marcado un nuevo record en la cantidad de gases que se liberan a la atmosfera, los cuales son responsables del calentamiento global y el consiguiente cambio climático cuyos efectos cada día son más notorios.
El año pasado, la concentración de los tres gases de efecto invernadero más peligrosos que hay en la atmósfera (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron un nuevo récord. La concentración media de dióxido de carbono en la superficie de la Tierra aumentó hasta las 405 partes por millón, “la más alta en el registro de medición moderna de la atmósfera”, afirma el estudio. “La tasa de crecimiento global de CO2 casi se ha cuadruplicado desde principios de los años 1960”, añade el informe.
En el contexto global, el cambio climático se hace cada día más evidente, manifestándose en climas severos, tormentas, temperaturas elevadas, inundaciones, enfermedades y derretimiento de los hielos polares. El 2017 fue el año más caluroso de Argentina. Uruguay, España y Bulgaria sufrieron las temperaturas anuales más altas jamás registradas en estos países, mientras que México rompió el récord por cuarto año consecutivo y actualmente Europa está siendo azotada por una de las peores olas de calor de su historia. El Ártico registró una temperatura en superficie de 1,6 °C superior al promedio registrado entre 1981 y 2010. La cobertura de hielo marino en el polo norte cayó a un mínimo histórico, con el registro más bajo de los últimos 38 años. “El calor anormal de las temperaturas del aire ártico de la actualidad y de la superficie del mar no se habían observado en los últimos 2000 años”, revela el informe. Y en la Antártida, la cobertura de hielo marino se mantuvo por debajo del promedio durante el año. El 1 de marzo de 2017, la extensión del manto de hielo se redujo a 2.1 millones de kilómetros cuadrados, el valor más bajo observado en el registro continuo de satélites que comenzó en 1978.
Los efectos del cambio climático están impactando en todos los sistemas ecológicos del planeta. Los océanos han registrado un nuevo aumento en su nivel de alrededor de 7.7 centímetros más que el promedio de 1993, lo que marca una tasa promedio de 3.1 centímetros por década. 2017 ha quedado en segundo lugar, por debajo de 2016, en el ranking de las temperaturas más altas desde que los registros comenzaron a finales de 1800.
Sin embargo, y a pesar de que Estados Unidos es uno de los líderes en el podio de los países más contaminantes, el presidente Donald Trump, en un accionar desconcertante en un contexto de emergencia ambiental y de urgencia de medidas para contrarrestar los efectos del cambio climático, decidió retirar a su Nación del acuerdo de París. Según el presidente norteamericano el calentamiento global es un “engaño chino” y por ello ha tomado la decisión de revertir las políticas ambientales del país de América del Norte.
No estamos lidiando con el apocalipsis, o por lo menos no aún. Hay muchas posibilidades y acciones que tomar, y muchas de ellas se encuentran en marcha. La conciencia está siendo tomada y con trabajo y compromiso por parte de las Naciones del mundo, el futuro del planeta y nuestra supervivencia aún pueden ser promisorios. Claramente decisiones como las de Estados Unidos son un duro golpe, pero los pueblos están despertando y la humanidad lentamente comienza a comprender que su rol en esta realidad no puede ser el de mirar hacia otro lado.
Abel Sberna

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