El debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo está llegando a su final en el Congreso Nacional. La resolución se presenta incierta. Y mientras la discusión se prolonga en el tiempo, las mujeres siguen abortando. La única diferencia entre hacerlo de forma clandestina o segura la hacen las socorristas. Una red de mujeres que ponen amor, sororidad y cuidado en donde el Estado no está. En nuestra provincia, esa red se llama “Socorro Rosa Tierra del Fuego”, y acompañó en el plazo de un año a 88 mujeres y personas con capacidad de gestar. Esa es la realidad y por lo tanto la única verdad.

Esas mujeres a las que acompañó “Socorro Rosa Tierra del Fuego” tienen entre 14 y 42 años. El 82% ya son madres. Los motivos por lo que atraviesan un embarazo no deseado son diversos. En muchos casos, se trata de algún método anticonceptivo que no funcionó. Un DIU que se corrió, un preservativo que se rompió, una píldora que se olvidó. Mientras el Estado abandona y la iglesia condena, las socorristas acompañan. De eso se trata la sororidad: la aliada más grande de una mujer es otra mujer.

Socorro Rosa Tierra del Fuego” nace de la organización feminista “La Hoguera” y forma parte de “Socorristas en Red, feministas que abortamos”, una red federal de sororidad. Su rol es acompañar y dar información a las personas con capacidad de gestar cuando necesitan interrumpir un embarazo. Ellas están en las trincheras, dando la batalla contra las ausencias, contra los silencios, contra los prejuicios, contra lo establecido, contra el negocio de la salud privada, contra la clandestinidad. Esa clandestinidad que limita, que encarcela, que mata…

Hay al menos un aborto cada 4 días en Tierra del Fuego AIAS. Ese es el dato duro, esa es la realidad. Y todavía hay peronistas que dicen, que el aborto legal “es un debate que nunca se tendría que haber dado en Argentina”, como dijo el Vicegobernador de la Provincia, Juan Carlos Arcando, al participar de la última marcha en contra de la legalización.

Además, las socorristas fueguinas acompañaron a 3 mujeres en interrupciones legales del embarazo, enmarcadas dentro del protocolo de aborto no punible vigente en nuestra provincia.

Ayelén y Vero forman parte de la red y cuando fueron consultadas en FM Centro sobre su labor, contestaron que ellas están donde el Estado abandona, “poniendo una palabra, dando un abrazo” en donde hay silencio y frialdad; esa es la definición de un aborto feminista.

Vero derribó algunos mitos y contó que cuando una mujer se acerca a las socorristas con la idea de interrumpir un embarazo “lo primero que aparece es mucha angustia. Vienen decididas, pero están solas”. Quienes integran la red escuchan, no necesitan justificaciones, es su cuerpo, su decisión, sus reglas. Y Aye remarcó: “No es un hecho feliz, vienen atravesadas por el dolor”. Pero la palabra alivia.

Finalmente, fueron consultadas por lo que puede suceder el próximo 8 de agosto: “La despenalización social ya la logramos, muchas mujeres salieron a hablar de sus abortos. Se puede hablar en todos lados, poder hablarlo marcó un cambio. La calle va a hacer que ganemos la ley”.

Ojalá sea ley. Ojalá que quienes integran la cámara alta del Congreso Nacional estén a la altura de las circunstancias y de los tiempos que corren. Ojalá no tengamos que lamentar más Lilianas. Ya no pueden mirar hacia otro lado. Ya saben que por lo menos hay un aborto cada 4 días, sólo en Tierra del Fuego AIAS. Es un hecho innegable que evidencia que las mujeres abortan, sea legal o sea pecado. Hoy saben que el silencio aisla y que la clandestinidad mata. ¡Qué sea ley!

 

Luz Scarpati
Foto: Flickr EFDiversas

 

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