JULIO J. LEITE (Ushuaia, 1957).
Poeta. Obras publicadas: Cruda poesía fueguina (1986), Primeros fuegos (1988), Edad sol (1990, con Oscar Barrionuevo), Bichitos de luz (1994), De límites y militancias (1996), Aceite humano (1997), Piedrapalabra (2003), Breve tratado sobre la lágrima (2009), Invocación (2011) y Antología Pertinaz (2018, con ilustraciones de Mónica Alvarado). En 1998 editó Julio Leite, Poemas, Tomo I (casete con poemas leídos). Participó en la Segunda antología fueguina (1987, Gente de letras), Literatura fueguina 1975-1995, Panorama (1998) de Roberto Santana, Cantando en la casa del viento. Poetas de Tierra del Fuego (2001 y 2013) de Niní Bernardello, Libro de lectura del Bicentenario: secundaria I (2010) publicado por el Ministerio de Educación de la Nación, y Máquina sur. Poesía actual de la Patagonia (2014), libro electrónico compilado por Luciana A. Mellado. Sus poemas forman parte del disco Patagonia. Canto y poesía y del libro cerámico La ruta de la poesía, instalado en Punta Arenas, Chile, a orillas del estrecho de Magallanes (incluye a autores latinoamericanos como Juan Gelman, Pablo de Rokha, Ernesto Cardenal, Roque Dalton y Pavel Oyarzún, entre otros). En Río Grande, ciudad donde reside, ha sido organizar de diversos eventos poéticos, entre los que se destaca el recordado Y vino la palabra.
Poemas:
JUAN FUEGUINO
La noche,
destronada y herida,
huye tiñendo
todo de rojo el cielo
de esta isla de ensueño.
El sol,
pálido de espera,
con humildad atípica
asume la mañana,
como cansado de su rutina.
Un borracho orina la acera
bamboleándose
al compás de su amo,
el alcohol cotidiano,
las fábricas ya comienzan
con su diario rito
de muerte obrera
y las prostitutas
duermen en sus camas
cubriendo sus vergüenzas
con sábanas
almidonadas de esperma.
Un gato maúlla lastimero,
y Juan,
Juan viento,
Juan escarcha,
Juan tiempo transcurrido,
fue encontrado muerto
sobre la mesa de la impotencia
esta mañana.
Murió, ebrio de anonimato.
Ahí lo llevan al Juan!
Algunos murmuran
en tono burlón,
a pico lo han de enterrar
porque la tierra está dura!
Pobre paisano,
así tenía que terminar!
Siempre con un vaso en la mano!
pero nadie recuerda
que Juan fue peón de estancia,
Que Juan en “Lago Khami”
supo empuñar un hacha
y allá por “La Despedida”
alambró varias hectáreas.
Amanece aquí en mi tierra
y nadie compra la vida,
Juan Fueguino,
pues nunca tuvo apellido,
fue encontrado muerto,
algunos dicen que ebrio de vino,
mas yo digo que de espera,
a ver quién de nosotros
no es un poco su asesino?
CUARTO CRECIENTE
La luna
es un retazo de noche
que nos falta,
un cementerio de perros,
pan de grasa
que no alcanza.
REFLEXIÓN
Al mirar
qué nos queda
ese gris horizonte
de galpones,
con sus techos
de victoria invertida
avergonzando al río,
me pregunto
qué se han hecho
las ilusiones
de este niño
que nunca quiso
remontar un barrilete
por respeto al viento.
PAISAJE INVERNAL
(no apto para turistas)
En cada chimenea
hay un puñadito
de bostezos azules
y cuchillos brillosos
por pupilas.
Invierno
rima con odio,
pega con hambre,
mata con carámbanos.
El vino y la madera
para esos niños
no es un abrigo,
para esos hombres
la madera y el vino
son el refugio…
Afuera,
señorea la indiferencia.
CÓMO HACER UN BARCO
Arranque sus costillas
y esternón,
construya las cuadernas,
ponga su alma
de mascarón de proa,
extienda sus ganas
como velas,
gane el viento
que le deben
y llore, luche, ame,
mate, llore, luche,
hasta hacer el mar.
HIJOS
Pedazos de carne de mi carne, silencio de los míos, miedos y valentías aguaitando, quiero contarles a gritos (antes de que se duerman como todos) que los amo y extraño… Quiero contarles, a llantos, que no puedo con la sangre de mi padre, quiero contarles, a mocos, que disfruté su hechura a piel saliva y sueños… son el alero de la casa que un niño siempre quiso.
Hoy sobre la estepa de no verlos, pongo al sol el hierro de mis lágrimas y espero en este desierto el frío de la noche, para aunque más no sea beber por condensación algo de sus cielos, y con manos ahuecadas les pido una disculpa de agua roja, de corazón en cascada. Entonces, en cuclillas, sin que se enteren, hijos, los bebo como a vino. Es una excusa nada más para mirarlos a las uvas de sus ojos.
POEMA AL AMIGO DE REMERA CON PESCADITOS MIENTRAS BEBÍAMOS EN “CAJÓN DE GINEBRA CHICO”
Qué lindos los pescaditos
cómo flotan
en la enorme pecera de tu vientre. Qué lindos y qué necios
porque si se trasladaran a tu corazón ebrio conocerían el océano.

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